Se van entendiendo algunas
razones que explican el conflicto armado colombiano ahora que se han
visibilizado las posiciones de un lado u otro a favor del sí o del no a
propósito del plebiscito para refrendar los acuerdos de la Habana entre el
gobierno y la FARC en Colombia. El grado de pasión y radicalismo es enorme, ni
siquiera hay dialogo entre las personas más comunes frente al tema, no se
escucha con atención al otro, hay un radicalismo exacerbante, inclusive el
lenguaje es oprobioso y cortante. La mayoría de la gente no entiende el
conflicto, lo padece, las nuevas generaciones desconocen por completo el
contexto del mismo, por una decisión absurda del estado, hace unos años se
eliminó la cátedra de historia del currículo de bachillerato, desligaron el
pasado de la realidad, es una paradoja en un país como el nuestro.
No acudiré a ninguna
posición académica, ni científica, ni política, menos legal, sobre mi voto. Lo
explicaré de cara a mis hijos, a su futuro y al compromiso que tenemos los
mayores con una generación que no tiene porque repetir nuestros errores, menos
heredarlos y por lo tanto le debemos ahorrar los horrores del conflicto armado.
Desde que nacimos como
republica no hemos parado de matarnos. Siempre nos llenamos de razones para
hacerlo y de manera curiosa las decisiones en este sentido han sido tomadas por
una elite que casi nunca padece la guerra a pesar de encender el fuego. No
hemos sido un ejemplo para el mundo, en los últimos años la guerra ha fomentado
el secuestro, la tortura, el desplazamiento, las desapariciones, la extorción.
En vastas zonas reina la posición del más fuerte y el estado no existe. Hay un
lenguaje violento incorporado en nuestro inconsciente, muchas de nuestras
palabras más comunes tienen esta connotación.
Llega un momento en que el
bien supremo de la paz se impone a todas las razones que se esgrimen en favor de la guerra.
He leído el acuerdo y me parece, con sus errores, una agenda que nos permitirá
ir construyendo la paz entre todos. Se incluyen en este documento gran parte de
los temas prioritarios de Colombia, desde la perspectiva conceptual, este
documento es un ejemplo para el mundo, cada palabra responde a propósitos muy
puntuales. Pienso que entre el país en general, con un pueblo que en todo caso
es muy grande en el buen sentido de la palabra, así lo ha demostrado en
momentos muy coyunturales; del estado; los actores del conflicto y la comunidad
académica y empresarial, empezaremos a cumplir una bitácora hacía la paz seria
y rigurosa, de antemano supongo que no será fácil.
Mi hija Laura, Mariana,
Santiago e Isabella merecen un mejor país. Pienso que si la FARC, nos falla
estaríamos como hoy, qué más da, pero si nos cumplen, como así lo creo,
trasegaremos por un camino de cambio y esperanzas, de construcción de paz. La
puesta es a favor de esta nueva realidad, una oportunidad que el presidente ha
liderado con una terquedad providencial.
Leer el acuerdo, que me
parece una pieza magistral, donde se contempla la mayoría de nuestros problemas desde la mirada de las
políticas públicas, me ha permitido llenarme de razones a favor de la paz y por
lo tanto del SI. Ahí están todos los temas importantes para tener en cuenta a
favor de un desarrollo humano acorde con nuestras riquezas naturales, el
compromiso de una generación llena de competencias, el cansancio de otra
generación que está entendiendo lo absurdo de la violencia y la conciencia de
una clase dirigente que por fin asumió que es mejor hacer la paz que la guerra,
y por último, actores del conflicto como
la FARC, que entendieron la fase inercial de sus propósitos, lo anacrónico de
la lucha armada y la guerra de guerrillas, reconociendo la importancia del
momento. Partió en estos diálogos con el compromiso unilateral de renunciar a
sus operativos militares, apostando a su visión de país, para terminar vía
acuerdo, con el abandono definitivo de las armas a favor del una nueva Colombia,
este es un buen comienzo para la paz, si se cumple el acuerdo tal como está
concebido. Mercado, estado y democracia serán los temas del pos-conflicto. Nada
como darnos una nueva oportunidad. El cambio, debe empezar por cada uno de
nosotros, no podemos pedirles a los demás que lo hagan, sino lo hacemos con
nuestra actitud y vida. Con toda la felicidad que me embargan los actuales
momentos, lleno de ansiedad, votaré el SÍ, en la decisión más histórica de este
país.
1 comentario:
Muy de acuerdo con usted, Sr. Bustamente. Esperemos que triunfe el Sí por el bien de los colombianos y para que no quedemos como un país cerrado y retrógada ante el mundo entero.
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