La iglesia vive una crisis política y
de poder a nivel interno, que ha terminado por generar la renuncia irrevocable
del Papa Benedicto. Existen profundas divisiones al interior del vaticano
que el papa develó en la homilía de ayer. La Iglesia “está en ocasiones
desfigurada” por “las divisiones dentro del cuerpo eclesiástico”, proclamó. El
Papa alemán lamentó igualmente la “hipocresía religiosa”, así como “el
comportamiento de los que aparentan” y las actitudes que buscan ante todo “los
aplausos y la aprobación”, e instó a superar “el individualismo y las
rivalidades”. Esto es lo que la prensa y los medios presentan en
blanco y negro, pero cuál es el problema real.
O Malley, en su texto sobre “Historia
de los Papas en la tradición” expresó como abrebocas a su importante trabajo”:
“Entre Pedro y Benedicto ha habido unos doscientos sesenta y cinco individuos
que han afirmado ser sucesores de Pedro y cuya afirmación es hoy reconocida en
general como legítima. Algunos han sido santos; otros han sido pecadores. El
papa León Magno y el Papa Gregorio Magno fueron hombres de estatura heroica,
pero el papa Juan XII, que accedió al papado a los dieciocho años, llevó una
vida tan depravada que constituyó un escándalo incluso en la depravada sociedad
romana del siglo X. Ha habido, además, muchos otros individuos que han afirmado
ser papas, pero cuyas afirmaciones fueron rechazadas como inválidas por sus
contemporáneos o por la posterioridad; son los «antipapas», que tienen un gran
peso en algunas partes de nuestra historia”. la
iglesia católica y apostólica no es la más grande
por prosélitos ni es la más creciente, no se ajusta para nada a
estos tiempos, pero es el poder real más emblemático y solido de los
últimos dos mil años, es un factor de cohesión para occidente sin igual.
Lo digo con todo rigor, desde el agnosticismo más exacerbado. La
fuerza del espíritu proveniente de su dogma y doctrina, del libro, la consolidó
en los dos milenios anteriores. Creo que es desde el centro de esta fuerza,
el cuerpo de la fe, la que le ha permitido llegar a ser lo que es.
Al final esta es su fortaleza, la fortifica y la hace inexpugnable. Este
factor indudablemente le ha dado un poder en el contexto de
la geopolíticamente mundial, que al final, paradojicamente la
fortalece cada vez más.
Que pasa hoy. Existe una corriente
renovadora: Sólo el papa, la representa, triste decirlo y otra retrograda y
ortodoxa compuesta por la mayoría del cuerpo cardenalicio. Jaime
Richart expresó con absoluta lucidez: (Pido disculpas por la extensión pero es
de suma importancia leerlo):
Una Iglesia que concita teóricamente
a 1.200 millones de seres humanos que van perdiendo el fuelle de su fe a pasos
de gigante; una iglesia que pese a su pretenciosidad afecta apenas a la sexta
parte de la población del mundo, desplazada además rápidamente tanto por el
islamismo como por otras iglesias cristianas más acordes al milenio; una
Iglesia que se proclama como la única titular de la verdad, cuando el mundo
sabe que sólo existen apariencias de verdad; una Iglesia que dice tener origen
divino sin dejar de ser una asociación de humanos (detalle éste, que siempre le
ha servido para justificar lo injustificable); una iglesia que pese a tener
inspiración divina se ha pasado gran parte de su historia a lo largo de mil
quinientos años, descargando todo el peso de su poder sobre parte de la
humanidad, mezclando falsas esperanzas con brutalidad, directa o indirecta, y
misericordia con abusos a la vista de todos o en la sombra...
Con toda esta complejidad. más bien
prolijidad; con esta manera de explicar al mundo su presencia, su potencia y su
misión, esa Iglesia sigue pretendiendo que el orbe entienda y disculpe sus
miserias seculares y que las vocaciones no retrocedan con alarma cuando, por si
fuera poco, siempre se posiciona al lado de los ricos y poderosos.}
Benedicto ha traspasado todas las
paredes que se interponen entre la vulgar erudición y el verdadero
conocimiento. Y a ese "conocimiento" se llega trascendiendo los
cuatro niveles de pensamiento que hay en cada uno de los tres planos del mismo:
teórico, práctico y empírico, que culminan en el quinto: en el silencio. Y más,
cuando uno se ha pasado la vida, antes y después, precisamente pontificando,
hablando y escribiendo en términos apodícticos (apodíctico: lo necesariamente
verdadero en filosofía, que propiamente no existe). Así las cosas, Benedicto, a
partir del día 28 de febrero se dispone a entrar en el silencio en vida, antes
de alcanzar el silencio de la muerte, para que el tránsito a su muerte física
enlace fluidamente con la vida espiritual que ya no sé si cree le espera. Lo
demás: responsabilidades, efectos y efectismos frente al mundo, para él carece
de relevancia e interés.
A través de una intensa
intelectualidad es cómo les llega la luz que acaba haciendo irrisoria "la
fe"; esa luz que exhalaba su connacional Goethe en el lecho de muerte. Y
esa misma luz es la que ha iluminado a Ratzinger antes de su fin, haciéndole comprender
que su Iglesia no tiene cabida en esta nueva Era; que su Iglesia es una nave
que va a la deriva y cada día le dan la espalda más millones de seres humanos;
que la fe no pasa de ser una declaración de intenciones intermitente, mera
intuición momentánea y por eso el creyente de oficio (el cardenal y el papa) no
puede ser comprendido por el creyente ocasional (el hombre y el intelectual);
que el ser humano, para dialogar con el Dios real o eventual no precisa de
intermediaros ni de animadores; que no es que el Vaticano esté ocupado por
lobos, es que, salvo la mayoría de los humildes párrocos del mundo, la curia y
las prelaturas siempre han sido y son quienes verdaderamente disponen, ordenan
y deciden parapetadas tras la estampa del poder nominal del papa. Esto
es lo que ha "descubierto" Ratzinger tras siete años como papa.
En el fondo la iglesia piensa con la
lógica de la edad media en una sociedad con cambios sustanciales, secularizada,
materialista, mediática, “donde no hay esperanza de salvación”, donde ya no
cabe poner la otra mejilla, ni la renuncia, ni menos los padecimientos del
santo Job, en la que prevalece la sociedad de consumo y la ansiedad intensa de
los deseos insatisfechos, queda claro frente a esto, que sí no se actualiza, se
quedará sin prosélitos.
A esto se le suman los problemas del sacerdocio. Será
que con el Internet se podrá tener un control sobre la vida sexual
de la curia. No entenderá esa godarria, que estamos ante las tecnologías de la
información y el conocimiento, en un mundo globalizado, abierto, presto a los
placeres. No será mejor admitir que el matrimonio de los curas, situación
que le caería muy bien a estas tentaciones.
Soy de los que creo, que la iglesia
debe mantener su poder,. desde la fe y el político por su puesto. Sé que estoy
en contravía de una gran opinión que piensa lo contrario, pero estoy plenamente
convencido de esto. Señores el que no cambia se muere, inclusive un poder
tan consolidado como la iglesia podría también colapsar….. Ojala su renuncia
sirva para prender las alerta. Hasta el peor ateo entenderá como dice Volteare:
Sí Dios no existe, habría que inventarlo.
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