Es Imposible interpretar cualquier hecho de los últimos diez años en
Colombia sin tener en cuenta lo sucedido en el Caguan durante el gobierno de Andrés
Pastrana.
Empecemos por explicar que entendemos por diálogos del caguan:
Nos referimos a los diálogos
entre Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno del
presidente Andrés Pastrana para consolidar un proceso de paz que pusiera fin al
conflicto armado colombiano. Estos fueron llevados a cabo entre 1998 y 2002,
con gestiones de negociaciones iniciadas en el año 1997. El proceso estuvo
acompañado por gobiernos de varios países, organizaciones multilaterales, organizaciones
no gubernamentales (ONGs) y sectores de la sociedad civil colombiana y
extranjera.
Este proceso nació como una estrategia
de campaña en la búsqueda de la presidencia del Doctor Pastrana después de la
primera vuelta, su lema fue: “El presidente de la paz”. Apareció en una
foto, con el máximo jefe del grupo guerrillero don Manuel Marulanda alias
tirofijo anticipando los diálogos.
Los antecedentes hacían previsible
un ambiente favorable para un acuerdo nacional. El periplo es harto conocido en
Colombia. Tras la suspensión de los diálogos
en el gobierno del doctor Julio Cesar Ayala, surgen en el país condiciones
favorables para iniciar un proceso de "cese al Fuego, Tregua y Paz"
entre las FARC-EP y el gobierno del presidente entrante, Belisario Betancur
(1982-1984) y se dan numerosas desmovilizaciones, firmas de acuerdos o
armisticios como el del 28 de marzo de 1984, llamado "Los acuerdos de La
Uribe", rotos mas tarde en diciembre de 1990. Entre abril y junio de 1991,
las Farc aceptaron dialogar con el Gobierno del entonces presidente César
Gaviria (1990-1994) en Caracas. Luego en marzo de 1992, se dieron los diálogos
de paz de Tlaxcala (México), pero se interrumpieron en octubre del mismo año.
En noviembre de 1994, durante el gobierno de Ernesto Samper (1994-1998) se les
propuso a las Farc negociaciones de paz, pero las Farc condicionaron la
eventual negociación con una petición de despeje militar del municipio de La
Uribe, en el departamento de Meta, pero el Gobierno lo rechaza.
Estas negociaciones y lo que
conocemos como la zona de despeje, el famoso Caguan, estuvieron llenos de
preacuerdos y tensiones propias de este tipo de acuerdos, que valga la
pena decir, fueron muy desfavorables para el gobierno del Doctor Andrés
Pastrana, quien cedió en todo.
El 7 de enero de 1999, con
la asistencia del presidente Andrés Pastrana, se instaló la mesa de negociación
tras una ceremonia en el municipio de San Vicente del Caguán a la que asiste el
presidente pero no acude el jefe de las FARC, Manuel Marulanda Vélez. Las FARC
argumentaron razones de seguridad para la inasistencia del Marulanda, pero
después se conoció que no llegó a la cita porque su presencia allí
"enviaría el mensaje equivocado de que la paz estaba cerca". Según la
Revista Semana, "el famoso episodio de la silla vacía fue un vaticinio de
lo que vendría más adelante para el proceso, el primer desplante de las
FARC al país.
Este es el comienzo de un
periplo histórico de muchos capítulos. La famosa zona de distención, 42.000 Kilómetros
y cuatro municipios tiene una historia propia, que en este mes cumplió diez
años de su rompimiento. El diario el tiempo de Colombia, subió a la red,un informe especial, que amerita
ser visto:
Después del fracaso de los diálogos
y la toma de las zonas de distensión muchas conclusiones y afirmaciones son
incontrovertibles:
La Farc desaprovecho el
momento histórico más importantes para consolidar un proceso de paz y realizar
la constituyente con la participación de múltiples sectores de la sociedad
Colombiana. Los diálogos, dentro de una política del más puro y anacrónico marxismo-leninismo,
fueron para ellos, una estrategia más para la toma del poder. Nunca antes había
existido una convergencia tan amplia en torno a un objetivo comun: la paz.
El gobierno del Docotor Andrés Pastrana fue un
mal negociador. Su estrategia consistió en ceder y hacer la del ciego, no
ver lo que muchos estaban advirtiendo. Lo mato la obsesión por la paz. La frialdad de la Farc, es histórica.
Se fortaleció militarmente, económicamente y amplió su influencia de manera descomunal. Durante los diálogos, traficó,
secuestró y consolidó una imagen como grupo insurgente en el mundo, que aun le
da réditos.
El fracaso del Caguan, le abrió
las puertas a la presidencia del Doctor Álvaro Uribe, opositor incansable de
los mismos y quien apareció como el adalid y profeta de la tragedia que
significó el proceso. Sin Caguan, no hay Uribe. Paradójico pero cierto. Su
discurso se volvió una necesidad: rescate de amplias zonas donde la guerrilla era quien mandaba, fortalecimiento del estado y volver a rescatar el concepto
de autoridad. Habló de volver a darle apoyo irrestricto
a las fuerza militares y dejó claro desde el principio: cero dialogo. Esto significa declarar a la Farc, como
grupo terrorista.
A partir del rompimiento se le da la vuelta a la tuerca. Salida militar, ambiente de guerra, recuperación de amplias zonas..en fin. definitivo comprender lo que pasó en el Caguan, constituye parte esencial en nuestra
historia.
1 comentario:
No hay otra forma de sentar a manteles a enemigos permanentes, sino a través de una incisiva fortaleza de poder. Quiere decir esto, que el enemigo se sienta a conversar, cuando siente que la fuerza contrincante lo está derrotando.De ahí nace la política del presidente Uribe, pero a pesar de haber estado 8 años en el gobierno, no alcanzó a cumplir la meta. El presidente Santos; posiblemente, está haciendo algo similar, pero en forma callada. Sí esto es verdadero, muy pronto habrá díalogos directos.
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