En las noches
del 9 y el 10 de septiembre fueron asesinadas 14 personas que habían salido a
manifestarse precisamente contra el abuso policial, motivados por la tortura y
asesinato de Javier Ordóñez en un CAI de la capital. Esto ubica a esta masacre
como la más grave entre las 64 que se han cometido en Colombia en 2020.
El fascismo y
la derecha en Colombia con alianzas no visibles con una parte de la élite, el poder y
ciertos miembros de las fuerzas armadas, vienen produciendo una escalada de asesinatos en
todo el país que pueden significar una guerra abierta y una nueva apertura del
conflicto armado del cual no hemos podido salir.
El presidente
hasta ahora fracasó en términos de paz. No ha podido mitigar los asesinatos, todos
los días asesinan a un líder social. Frente a la escalada de violencia, se hace inexplicablemente de la vista gorda frente a un suceso que lo compromete
gravemente, no hay resultados de parte del estado. La actitud de su ministro de
defensa es peor y deja mucho que desear, al no reconocer la situación, ante
declaraciones tan poco convincentes devela una complicidad tácita y la respuesta
ideológica del centro democrático es notoria, su partido que, tiene una visión
cercana al fascismo. Aún le debe el perdón a los estudiantes y a las familias de las víctimas por la violencia perpetrada por los agentes de policía.
La mezquindad,
para utilizar un término muy usado por el presidente, de las autoridades y
gobernantes, empezando por el presidente Duque es notoria, la derecha está
acabando con la izquierda y el paramilitarismo renació de otra manera,
soterrado y solapado, pero igual o más cruel que otros tiempos; hay una
alianza entre la élite, algunos funcionarios del estado y militares en ejercicio,
el objetivo acabar con la izquierda a la que tanto le temen.
Desde este
blog, de nuevo hago la denuncia. No debemos dejar que se agrave la situación.
Es hora no solo que el gobierno respete los acuerdos de la Habana, sino que los
implemente. La sociedad en pleno debe estar pendiente que no caigamos en más
violencia, es muy fácil caer de nuevo en un conflicto con mil cabezas y
frentes, inmanejable, por cierto.
Ofrezco mi
más sentido pésame a los familiares del emérito profesor, le acompaño en la pena.
Espero el presidente y el estado rectifique su indiferencia. Aparecer todos los
días en televisión, como si no pasara nada, es el peor síntoma de nuestra
decadencia.
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