Los principios de la ilustración y de la democracia liberal nunca habían
estado en tanto peligro. Hay una tendencia de la derecha que viene promoviendo
límites a la libertad y el pluralismo. Volvimos a condenar el homosexualismo;
los países promueven una xenofobia perversa; existen estados religiosos,
dogmáticos por su naturaleza, que volvieron a imponer el delito de opinión;
como si fuera poco, la mayor potencia tiene un presidente que toma decisiones
unilaterales, sin ningún consenso, ni siquiera con el congreso, tanto internas
como externas, en contra de los fundamentos de su propia constitución.
Aún el mundo no se recupera de la crisis del 2008 en materia económica,
las decisiones unilaterales del señor Trump, las que han irrespetado la mayoría
de los acuerdos mundiales de tipo económico y político realizadas en muchos
años de acercamiento después de la segunda guerra mundial, están siendo desconocidas con graves consecuencias para las relaciones internacionles. Por lo tanto, el multilaterismo
entró en crisis. Europa, que es el único que puede contrarrestar estas
decisiones del señor Trump, aún no tiene la suficiente voluntad política para
enfrentarlo.
Hay una cuenta de cobro de la juventud y la clase media que se traduce
en protestas. Las servidumbres que impone el capitalismo voraz superaron la
capacidad de la mayoría de ciudadanos para atender sus requerimientos
económicos. El consumo irresponsable, la inequidad, parecen insuperables, en
vez de mitigarse, más bien se incrementan; la crisis ambiental prevalece y se
acentúa.
El 2020 será un año crítico en el mundo en lo económica, de igual manera
en lo político. Ojalá me equivoque. Lo sucedido en Irán, con la muerte de uno
de sus generales gracias a un bombardeo americano no augura nada bueno. Los
resultados de la elección de presidente de los Estados Unidos definen mucho de
estos ejes críticos enunciados.
Latinoamérica tiene retos mayores. Tenemos gobiernos de derecha: Brasil
y Bolivia; populistas: Venezuela, Nicaragua; de izquierda: México y Argentina;
de centro: Chile y Colombia. Cada uno de ellos en verdadera crisis económica y
política.
Colombia no supera la violencia enquistada. Estamos lejos de ser una
nación civilizada. El panorama realmente es para preocuparse y ocuparse.
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