La democracia
representativa en Colombia está en crisis. El poder y las responsabilidades que
tienen los políticos elegidos a corporaciones públicas y el mismo ejecutivo que
es la cabeza de gobierno, desde hace años, según un grueso de la ciudadanía,
está fracturado por la corrupción, las responsabilidades de la clase dirigente no
corresponden con los lineamientos establecidos por la constitución, hay una
falta de sindéresis entre sus responsabilidades y su gestión. Esta es un país inequitativo que desde hace
mucho tiempo no ve cambios. Es un hecho además que este gobierno, pese al
acuerdo firmado con la FARC por el expresidente Santos, que es política de
estado, no lo atiende con convicción. Las elecciones de nuestros congresistas
aún se ganan con el clientelismo y la compra de votos, vicios que tienen muchos
años, décadas diría, y que pese a las muchas reformas para erradicarlas
mantienen una vigencia pecaminosa, que habla mal, tanto de la clase política
como de los electores. Está crisis de la democracia no solo se da en Colombia, pasa
por muchos países.
Esto lo
confirman sendos estudios hechos por la academia. A esto se suma una violencia
y un conflicto de más de cincuenta años, que ha dejado más de seis millones de
víctimas, 300.000 muertos, para no hablar de los desplazados, que han creado
verdaderos cordones de pobreza en las principales ciudades de Colombia.
“La
representación es una figura jurídica que ya contemplaba el derecho romano y
era de dos tipos: legal y voluntaria. La primera se aplicaba ante la
incapacidad de las personas de valerse por sí mismas y la ley les designaba un
representante; casos típicos de esta representación eran el curador para
personas enajenadas (curator furiosi) o el de los infantes (tutor pupilli)”. “El
sistema de representación política se gesta a partir de las fórmulas
reconocidas por el derecho civil. Mediante la fórmula representativa se produce
una fórmula que va del derecho privado al derecho público. En ella se abre la posibilidad
para que una persona pueda actuar en nombre de otra, teniendo las acciones del
representante plenos efectos jurídicos como si las hubiera realizado el
representado”.
Conceptos
como la soberanía popular, el sufragio universal, la división de poder, los
organismos de control, constituyen elementos esenciales de la democracia
representativa. La historia desde la caída de las monarquías hasta nuestros
tiempos ha sido contada de mil maneras y cualquier estudiante de Derecho la estudia
en su primer año. Pesos y contrapesos que no están funcionando, son letra
muerta. Vale recordar, el mejor sistema sigue siendo la democracia
representativa, hasta ahora no hay fórmula que lo supere, el problema no es el
modelo son sus ejecutores.
“De acuerdo
con Giovanni Sartori hay tres tipos de representación de un ente colectivo:
jurídica, sociológica y política. En la primera, los actos del representante
son imputados a la comunidad, sector o grupo que representa. La sociológica
hace referencia a la identidad, porque el grupo está vinculado a una región, a
una profesión, clase social o religión, o bien comparte una ideología en la que
se mezclan elementos de varios tipos (regional y religioso, por ejemplo). En la
política, el representante es elegido y debe actuar de conformidad con los
intereses y valoraciones de la ciudadanía que lo sostiene, para mantener su
confianza. En los sistemas representativos de la actualidad hay una mezcla de
los tres tipos de representación”[1].
Hemos
traicionado el tenor histórico de nuestras instituciones. Los intereses
privados se volvieron, en contra de la ley, más importantes que los colectivos,
los políticos se roban el erario público, el usufructo del poder desde hace
tiempo es una forma de enriquecimiento. Se perdió la confianza.
El cambio lo
logramos sin necesidad de nuevas leyes o actos legislativos, simplemente
cumpliendo con la ley, con la constitución. Creemos que a punta de reformas
arreglamos nuestros problemas, cuando es muy simple, es moral, ético, no hay
conciencia de ley, no hay temor, la impunidad es total. Necesitamos respetar la
constitución y nuestras leyes. Si aprendemos esto de niños, nos evitaremos
muchos problemas. Lo simple siempre es lo difícil. La solución parece fácil,
pero realmente no lo es. Es cambiar doscientos años de vicios. La única manera,
con educación.
Miremos el proceso de negociación entre el comité del paro en Colombia y el gobierno. El gobierno des-atiende a los representantes del paro de mil maneras, su acrobacia verbal es emblemática, no escucha, no está dispuesto a realizar cambios, desconoce hábilmente a su interlocutor, soluciones, ninguna. Se radicaliza cada vez más.
Miremos el proceso de negociación entre el comité del paro en Colombia y el gobierno. El gobierno des-atiende a los representantes del paro de mil maneras, su acrobacia verbal es emblemática, no escucha, no está dispuesto a realizar cambios, desconoce hábilmente a su interlocutor, soluciones, ninguna. Se radicaliza cada vez más.
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