Resulta
sorprendente que las políticas proteccionistas sean el pan de cada día y que
las potencias mundiales, quienes nos impusieron la apertura, hoy propugnen por
políticas anacrónicas frente al mundo global, que no tiene retroceso. Ayer, el
gobierno norteamericano insistió en ponerle impuesto a la mayoría de
importaciones chinas y la respuesta del gigante asiático no tardó en darse en el mismo
sentido.
Frente a
ciertas medidas del gobierno Trump, sobre todo la política de impuestos en
favor de la élite empresarial de su país, aprobada por el congreso, la que incluye a los agricultores grandes, Paul
Krugman en su última columna en el periódico “El país” de España escribe: “¿Y
qué hay del proteccionismo? El sector agrícola estadounidense depende
enormemente del acceso a los mercados mundiales, mucho más que el conjunto de
la economía. Los cultivadores de soja estadounidenses exportan la mitad de lo
que producen; los cultivadores de trigo exportan el 46% de su cosecha. China,
en concreto, se ha convertido en un mercado clave para los productos agrícolas
estadounidenses. Por eso la reciente rabieta tuitera de Trump por el comercio,
que aumentó las perspectivas de una escalada de la guerra comercial, hizo que
los mercados de cereales registrasen su nivel más bajo en 42 años”.
Las andanadas
del señor presidente, se han convertido en un verdadero galimatías para
sectores de mucha importancia de la economía norteamericana y han puesto por
esta vía a temblar los mercados mundiales.
Pero lo más grave, es que irrespeta infinidad de acuerdos que hicieron
del mundo una plataforma abierta, siendo la apertura y flexibilización uno de
los instrumentos vitales del intercambio comercial, ahora parece estar en un retroceso inexplicable.
Miren las
conclusiones de Krugman en su artículo, que dicen mucho de las contradicciones de la política norteamericana: “Uno de los principios fundamentales en
la economía internacional es que, a la larga, los impuestos sobre las
importaciones acaban siendo también impuestos sobre las exportaciones,
normalmente porque impulsan el dólar al alza. Si el mundo se sume en una guerra
comercial, las importaciones y las exportaciones estadounidenses disminuirán, y
los agricultores, que son algunos de nuestros mayores exportadores, serán los
que más pierdan”. Este llamado de atención al gobierno desde un sector específico,
se da necesariamente en toda la economía.
Esto piensa al respecto José Luis Peydro, catedrático de economía de la upf, : “Las políticas de Donald Trump
están causando –y pueden causar aún mucha más– fragilidad y daño al orden
global, desde el comercio mundial, a la globalización financiera, y al orden
político mundial. Pero primero de todo, Trump no es simplemente una causa de
fragilidad sino también es un síntoma de problemas profundos, y no solo
americanos. Durante los últimos años ha habido un incremento de partidos
radicales antisistema, incluidos movimientos populistas, muchos próximos a la
extrema derecha. Trump en EEUU, el Brexit en el Reino Unido, y también un
incremento de partidos de, o cercanos a, la extrema derecha, como, por ejemplo,
Marine Le Pen en las elecciones presidenciales de Francia, Alternativa por
Alemania (AfD) en Alemania, el Partido de la Libertad en Austria, Amanecer
Dorado en Grecia, Jobbik en Hungría, Ley y Justicia en Polonia, y más
recientemente los Demócratas Suecos. El ascenso de estos grupos tiene
diferentes causas, pero ¿son importantes las razones económicas? Los dos
'shocks' económicos recientes más fuertes han sido: la globalización económica,
tanto de importaciones (por ejemplo, de China) como la emigración en ciertos
países; y las crisis financieras del 2007-2009 y del 2010-15. La desigualdad
económica es también importante, pero está relacionada en parte con la
globalización y las crisis financieras. Hay otros 'shocks' económicos
potenciales, como por ejemplo la robotización y la inteligencia artificial (y
sus impactos sobre el empleo, inseguridad y desigualdad), pero no creo (ni los
datos dicen) que estas nuevas tecnologías hayan afectado ya al voto de los
partidos antisistema”. Pareciera que el
mundo se repite y que cierto fascismo vuelve por nacionalismos muy peligrosos
en materia política y por su puesto económica.
Nada parece
que pueda cambiar por los efectos que tienen las elecciones americanas y que
convierten este tipo de decisiones, en calenturas política que no miden las
consecuencias a nivel global. Mientras al señor Trump le funcione electoralmente
todas estas peroratas, nada pasará diferente a lo que estamos viendo, por
absurdo que parezca.
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