Joanat Bonet una filóloga y
periodista española, tiene un excelente blog que aparece en el portal de “Bomerang
literario” del periódico ““El país” de España, el cual suelo leer
habitualmente, realizó una descripción del año que termina, la cual traigo a
colación por sabía y elegante: “La palabra del 2016 según el Diccionario
Oxford, post-truth (posverdad), ha sido profusamente utilizada para entender el
nuevo mundo que desafina –el Brexit, Trump y el auge del populismo de extrema
derecha–. Aseguraba The Economist que el presidente electo es el principal
exponente de la política de la posverdad, que se basa en frases que “se sienten
verdaderas, pero que no tienen ninguna base real”. Me resulta imposible afirmar
que lo factual es menos influyente que lo emocional. Pero no cabe duda de que
vivimos instalados en la era del fake: importa más la apariencia que la
autenticidad. Y por otro lado, parece que la verdad no interesa a esos votantes
que, sacudidos por un vendaval nostálgico, alimentan pasiones temerarias:
reivindican un pasado que no han conocido y utopías ya disipadas: la de un
mundo lavado en seco, que no se arruga ni encoge”[1].
Solíamos hace pocos años tomar algunas
verdades expresadas con mucho acierto por Debord, para describir el desasosiego
que nos producía la sociedad de consumo que se tomaba el mundo a pasos agigantados
“En la sociedad del espectáculo” que describe todo lo que pasó este año: “"Y
sin duda nuestro tiempo... prefiere la imagen a la cosa, la copia al original,
la representación a la realidad, la apariencia al ser... lo que es 'sagrado'
para él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. Mejor aún:
lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la
ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el
colmo de lo sagrado”[2].
En Colombia el proceso e acuerdo con la FARC nos ha mostrado la
disfuncionalidad del sistema, de nuestros políticos, nos ha dejado ver una
democracia débil, corrupta y plagada de intereses particulares perversos,
camuflados con una demagogia barata y mentirosa. Como dice la autora en su
escrito, nos ha tomado cierto abatimiento frente a hechos que nos parecen
inexplicables a la luz de lo razonable. En todo caso estos días no dejan de
obligarnos a reflexionar y tomar algunas lecturas como refrescos para el alma.
Tomé un libro que desde
hace dos o tres años reposaba en mi biblioteca
pese a que Juan Gustavo Cobo Borda es
uno de mis críticos y poetas preferidos, su labor encomiable y lúcida en pro de
la lectura y la literatura es ardua, lleva muchos años en esta tarea, sus
textos son un verdadero bálsamo. Quiero hablar de: “Cruce de lecturas”
publicado por el fondo editorial de EAFIT, la universidad de Medellín. La
primera parte es un cumulo de pequeños ensayos, lucidos, bien hilvanados, con
una prosa impecable, sobre nuestro idioma, el español de los americanos, las
culturas hibridas configuradas en un multiculturalismo poco comprendido y menos
estudiado aún. La denomina “Cultura,
identidad y raíces”, las trasformaciones del español en medio de una emigración
hacía los países del norte incontenible, el spanglish, como fenómeno lingüístico
sin parangón, cuyo sustrato sociológico es muy particular y que no dejade ser
un tema importante y recurrente. Después hay varios textos sobre poesía
hispanoamericana, harto estudiada por este autor, ha caminado por su geografía
desde hace muchos años: Gonzalo Rojas, Claudio Rodríguez, Joao Cabral De Melo
Nieto, José Hierro, Angel Gonzales, Alvaro Mutis, José Angel Valente, Mario
Benedeti, Pere Gimferrer y el cual remata con un texto que llama “Recuerdo del
boom de la novela latinoamericana”. Después hay un ensayo que debería ser leído
con mucha atención: “ La década en la
cultura Colombiana, Dos revistas”. Escribe también sobre algunos poetas
Colombianos de su preferencia: Rafael Pombo, Meira Del Mar, Mario Rivero, Mutis
de Vuelta, Eugenio Montejo, sobre pintores y críticos, desde nuestro Botero
hasta un texto sobre Marta Traba. Este libro que es una excelente recopilación
de muchos de sus artículos y ensayos, del cual sólo les hable de la primera
parte, sería una lectura fresca para estos días.
Fernando Cruz Kronfli, uno
de los más importantes escritores y críticos de la literatura Colombiana, muy
poco leído por infortunio, dedicado a la academia, por fuera de los círculos cerrados
de nuestra mojigata y encerrona elite cultural capitalina, afortunadamente
tiene lectores de culto y la academia en toda Latinoamérica es estudiosa de su
obra. “Falleba” es una novela fascinante, donde las formas, una prosa exquisita,
respetuosa, de un clasicismo que decanta en la medida que hacemos una lectura juiciosa y reflexiva: “ Y logró llegar hasta el filo de la última alcoba del patio,
atravesando la neblina que cuajaba como vaho seco alrededor de las paredes,
para quedarse de esta manera plantado ante el desastre del tiempo, perdió sin
necesidad de más tramite, toda la cordura de su visión”. Como expresa su reseña:
Los asuntos de Falleba son múltiples:
La muerte, la crisis del sujeto que estalla en fragmentos, el derrumbe de la pareja
en la batalla del desamor, la pasión realizada pero imposible, el cuerpo y sus
servidumbres”, que buen texto.
El otro, más duro de
mascar, pero igualmente encantador, es “Los orígenes del orden político” de
Francis Fukuyama”, este es un recorrido desde los primates hasta la revolución
francesa de la conformación de las instituciones políticas con todo el sustrato
de sus batallas ideológicas y sus contravenciones con el poder instaurado a lo
largo de los tiempos. Que buen texto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario