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sábado, noviembre 19, 2016

MEXICO AUN NO SALE DE LA ENCRUCIJADA

Son impresionantes las contradicciones en que vive México, está atrapado en una situación nefasta gracias al narcotrafico, este país paradojal, es difícil comprenderlo a cabalidad, descifrarlo, tiene una riqueza cultura incuantificable, una historia rica y cargada de nacionalismo, una diversidad cultural inmensa; es y ha sido un país abierto, buen anfitrión, de unos años, para no decir que hace dos décadas, sus gobernantes son inferiores a sus responsabilidades, han sido tolerantes, permisivos con el narcotráfico y los llamados capos, los que mantienen una sinergia perversa con la institucionalidad, aceitada por el poder del dinero fácil, se fueron tomando el estado y la política, hasta someterlo.
Así lo ratifican muchos hechos, con mucho dolor, todos los días nos enteramos de noticias que reflejan el estado caótico en que se encuentra México. Esta semana, sin haber resuelto el caso de los 43 estudiantes secuestrados y ajusticiados hace más de dos años, un verdadero oprobio, recibimos otra vez una noticia lamentable desde la perspectiva del estado y los derechos humanos: “Un comando armado secuestró este jueves a un grupo de vecinos de una comunidad rural del estado de Guerrero, en el sur de México. Según ha informado Roberto Álvarez, vocero del Grupo de Coordinación Guerrero, una banda de entre 30 y 40 secuestradores llegó a una comunidad de Ajuchitlán del Progreso a las 8 de la noche. Iban armados. Testimonios recabados por las autoridades indican que se llevaron a entre 12 y 14 personas. Algunos, ha dicho el vocero, son menores de edad. Álvarez ha señalado como responsable al grupo de Los Tequileros”.
Son muchos los estudios realizados sobre el fenómeno en el propio México. Pese a los diagnósticos, a la preocupación de la academia y de la sociedad civil, existe una especie de inercia frente al mismo, todas las políticas gubernamentales al respecto han fracaso, además, los graves problemas de inequidad no contribuyen para nada, se ha vuelto también un problema cultural.
Colombia sin haber superado el problema, logró quitarle protagonismo al fenómeno, lo redujo a un problema delincuencial y creó paradigmas que han hecho que una buena parte de la juventud  este completamente en desacuerdo con estas bandas, es una generación que conoció el flagelo del narcotráfico, que sufrió sus consecuencias en carne propia y que sabe lo que significa ese mundo. Vender lo bueno, darle a la virtud la importancia que tiene, es tarea necesaria, sembrar ética. México, con el mayor comprador de droga como vecino, con un mercado abierto, no ha podido salir de esta encrucijada y contrario a lo que imaginamos, las bandas y capos se fortalecen todos los días. Un informe muy importante, entre muchos diagnósticos establecía: “Desde 1970, en México es evidente el deterioro en el proceso y capacidad del Estado para tratar el tráfico de drogas. Todas las medidas que se toman con la aprobación de Estados Unidos son ineficaces en la reducción del flujo de drogas hacia ese país; asimismo, por lo general, se caracterizan por la violencia y corrupción que este fenómeno genera. La situación contrasta con los continuos esfuerzos de ambos gobiernos por esconder las evidentes fallas en las estrategias antidrogas implementadas en los recientes años (Chabat, p.1)”.
La represión estatal le sube el precio de oferta a la droga, incrementa su valor de mercado, la corrupción se volvió por este factor en el problema más grave e inmanejable y la sociedad impotente decidió cerrar los ojos, callar. México debe recurrir a sus reservas morales y encarar cn absoluta entereza este flagelo, que llegó a extremos inimaginables. La nación de la revolución, de los nacionalismos exacerbados, de Octavio Paz, de Alfonso Reyes, de los grandes muralistas,  de poetas y soñadores, no puede dejarse arrinconar, como lo está haciendo hasta ahora.






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