Cuál es el instrumento
teórico más idóneo para estudiar la sociedad moderna y las imposturas del
capitalismo voraz e inhumano, en medio de las tecnologías de la información y
el conocimiento que produjeron una revolución sin precedentes.
Las dos últimas décadas han
estado dominadas por tecnócratas,
economistas y gurúes de la administración, quienes fungen como los pontífices del
estado y la sociedad, suponen que el modelo social y político no tendrá mayores
modificaciones, me refiero a la democracia liberal, el fin de la historia se
predijo en algún tiempo, por lo tanto las ópticas que estén por fuera de la
mirada canónica impuesta, carecen de lógica, desconocen de tajo muchas de las problemáticas
que reverberan al interior del estado, las escuelas sociológicas y las
corrientes filosóficas y jurídicas fuertes, aquellas, que en una búsqueda del
sentido desde el siglo XVIII lo estructuraron tal como lo conocemos hoy,
desde sus principios fundamentales hasta su organización, el entramado
burocrático, la forma como se articulan las relaciones humanas, teniendo siempre
como referente obligado la historia.
Estos estudios los conocemos
como “Teoría Crítica de la Sociedad”. “En su esfuerzo por revitalizar el
pensamiento de Carlos Marx, la Teoría Crítica de la Sociedad ha planteado la
necesidad de una "Reconstrucción del materialismo Histórico ". El
tema por supuesto no es nuevo. La historia cumple un papel determinante en este
sentido. Antonio Restrepo, un emérito profesor pensador de la universidad de
Antioquia[1],
en un excelente libro llamado “Pensar la historia” , refiriéndose a Carlos Marx, recordaba que la historia constituye el punto de partida para el desarrollo
de una teoría de la sociedad: “La relación de Marx con la historia como
disciplina se inscribe en su propósito de construir una concepción global de la
sociedad, así como el devenir de esta”.
Empezare con una cita que sirve de entrada a tema tan importante. “Habermas en una especie de a priori
en su texto “La reconstrucción del materialismo histórico” advierte: “Su intención no aparece
orientada ni a restaurar en forma dogmática una tradición-filosófica, ni a
buscar el renacimiento de una forma de pensamiento que entre tanto hubiese sido
sepultada, como el mismo afirma, reconstrucción significa, en nuestro contexto,
que procede a desmontar una teoría y luego recomponerla en forma nueva con el
único objeto de alcanzar mejor la meta que ella misma se ha impuesto: tal es el
modo normal de habérselas con una teoría que en algunas puntos necesita una
revisión, pero cuya capacidad estimulante dista mucho de estar agotada[2]”.
Aún sigue idóneo el materialismo histórico como instrumento de estudio de las
sociedades modernas, esta es la pregunta pertinente.
En “Conocimiento e interés”
Habermas categoriza: Esta idea está implícita en la teoría de la sociedad de
Marx, aun cuando no pueda derivarse de una auto-comprensión ni marxiana ni
marxista. Sin embargo, no me he propuesto explorar el contexto objetivo en el
que tiene lugar el desarrollo de la filosofía desde Hegel a Nietzsche, sino que
me he limitado a seguir, de una forma inmanente, el movimiento del pensamiento.
Esto tiene como consecuencia que solamente a nivel de diletante podría
anticiparse a una teoría de la sociedad, a la que tan sólo quiero llegar a
través de la autorreflexión de la ciencia’. Ahora damos el primer paso en esa
dirección. En consecuencia, esta investigación no tiene otra pretensión que servir
de prolegómeno”.
“La concepción marxista de
la historia y de la sociedad se conoce habitualmente como materialismo
histórico (MH), término que acuñó Engels, definiéndolo de esta manera en su
folleto del socialismo utópico al socialismo científico (1880)”. La visión
marxista parte, como es sabido, de una concepción dialéctica del proceso
histórico.
Es el primer instrumento
con pretensiones científicas para estudiar la sociedad de manera total desde
una óptica específica. ¿Sigue vigente este instrumento en la concepción
Marxista?, veamos adelante. “Para Marx, la realidad está en perpetuo cambio y
de ahí la importancia de su consideración en el tiempo. Uno de los rasgos
criticables de la ideología burguesa es precisamente, en su opinión, la
naturalización de los fenómenos históricos; es decir, la idea de que, por
ejemplo, las relaciones de producción capitalistas son naturales (y por tanto
positivas, o al menos inevitables) y no resultado de un proceso peculiar que
viene del pasado y que, además, tiene su continuación hacia el futuro”[3].
“¿Qué es el Materialismo
histórico? Es una interpretación o concepción de la Historia, del devenir o
acontecer histórico en clave económica. Es claramente una interpretación de la
Historia muy distinta de las interpretaciones religiosa o teológica que hace
San Agustín en el siglo V en su obra La Ciudad de Dios y De Maistre y Bonald en
el siglo XIX y según la cual es Dios quien dirige a la Historia; de alguna
manera, los hombres no son más que marionetas movidas por los hilos de Dios; es
Dios quien dirige la Historia hacia la meta que el propio Dios se ha marcado.
También es muy distinta de la interpretación idealista o racional de la
Historia defendida entre otros por Hegel según la cual el acontecer histórico
está determinado por la evolución de los pensamientos y las ideas de los
hombres, y que, a su vez, están determinadas por un Espíritu o Razón Universal”.
Habermas, es aún más
explicito: “Marx liga el concepto de trabajo social con el de la historia de la
especie. Esta palabra está destinada a señalar, en primera instancia, el
mensaje materialista de que la evolución natural dentro del ámbito de acción de
una especie única prosigue por otros medios, a saber, en virtud de la actividad
productiva de los individuos socializados. Mientras los hombres preservan su
vida mediante el trabajo social, engendran, al mismo tiempo, sus condiciones
materiales de vida, producen su sociedad y el proceso social en el cual se
transforman también, junto con su sociedad, los individuos. La clave para la reconstrucción
de la historia de la especie la proporciona el concepto del modo de producción:
Marx concibe la historia como una sucesión discreta de modos de producción que,
en su ordenamiento evolutivo lógico, permite descubrir la orientación de la
evolución social”. Remata sintetizando:
“En la producción social de su vida, los hombres entablan relaciones
determinadas, necesarias, independientes de su voluntad, relaciones de
producción correspondientes a un estadio evolutivo determinado de sus fuerzas
productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción constituye
la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se eleva una
superestructura jurídica y política, y a la cual corresponden determinadas
formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material
condiciona el proceso vital social, político y espiritual en general. No es la
conciencia de los hombres lo; que determina su existencia, sino, a la inversa,
su existencia social lo que determina su conciencia”[4],
este es el “el teorema de la superestructura y la dialéctica de las fuerzas
productivas y las relaciones de producción”. El a priori a este marco parte del
hecho de que, el desarrollo de fuerzas productivas “depende de la aplicación de
conocimientos técnicamente aprovechables; las instituciones básicas de una
sociedad encarnan conocimientos morales y prácticos. Los progresos en estas dos
dimensiones se miden según los dos criterios universales de validez con los que
medimos también los progresos del conocimiento empírico y de la comprensión
práctica moral: los de la veracidad de las proposiciones y de la corrección de
las normas”.
Esta es una visión dinámica
de la sociedad, la dialéctica, que es tomada por Marx de Hegel, reconoce el
cambio como el motor determinante de la sociedad, la visión de Hegel del mismo
era idealista y la de Marx y Engels “Asientan la dialéctica sobre bases
materialistas y revolucionarias: la transformación de la sociedad no es fruto
de la evolución propia o interna de las teorías, sino de la acción humana sobre
la realidad material, con lo cual los problemas políticos y económicos pasan a
primer término”.
Después de la caída del
muro de Berlin se consolidad la democracia liberal, los sistemas de producción
primarios basados en la trasformaciones de la materia prima dejaron de ser los
preponderantes como factores primarios de acumulación de capital, estamos en un
mundo donde la información y el conocimiento adquirieron una importancia
inusitada y los flujos de dinero y la economía especulativa le dio una vuelta
de tuerca al sistema en el marco de globalización, la apertura y la
desregulación. Hoy, el dinero produce más dinero que el trabajo, el monopolio
del poder en su verticularidad inescrupulosa a creado una sociedad inequitativa
e injusta, podríamos categorizar, que la economía, el capital y por lo tanto el
poder nunca estuvieron tan concentrados en pocas manos.
La democracia es el sistema
menos malo y de alguna manera sigue brindando más garantías para la sociedad
que cualquiera de los modelos que hemos conocido, sobretodo en occidente, en esta materia hay consenso. Hay algunos componentes de suma importancia que deben tenerse en cuenta. Hoy se ha consolidado una clase
media muy fuerte, el colchón de las clases diría, vivimos en una sociedad de consumo, existe acceso revolucionario a la información y el conocimiento, en todo caso persisten problemas muy graves al interior de la sociedad moderna que están por resolver. El
materialismo histórico, resulta ser aun un buen instrumento para descifrar las
vulnerabilidades del sistema social, para estudiar sus problemas y para encarar
sus encubrimientos desde una visión global que articule todas las variables
alrededor suyo. Esta visión global d la sociedad se le opone la visión de los
llamados posmodernos. “Para estos no se puede aplicar al análisis de las
distintas realidades la idea de totalidad, entendida como una estructura o
proceso de elementos interrelacionados (con conexiones entre los factores políticos,
económicos, sociales o culturales). El pensamiento postmoderno privilegia lo
particular, lo diferente, con lo cual no existe un sustrato común desde el cual
plantear la totalización que permita establecer conexiones, orden o jerarquía
entre los distintas realidades individuales. Si Hegel decía que “todo lo real
es racional” para desactivar las posibles críticas a la sociedad de su época, los
postmodernos mantienen que no existe algo como “la totalidad de lo real”, ni
siquiera una racionalidad común; sólo una variedad de perspectivas acerca de la
realidad dadas en función de la visión del mundo de cada sujeto, distinta de la
de cualquier otro”[5].
Es importante advertir que
tomo el concepto de sociedad de la manera como lo define Adorno en epistemología
y ciencias sociales: “El concepto de sociedad muestra ejemplarmente en qué
escasa medida los conceptos, como pretende Nietzsche, pueden definirse ver verbalmente
afirmando que «en ellos se sintetiza semióticamente todo un proceso». La
sociedad es esencialmente proceso; sobre ella dicen más las leyes de su
evolución que cualquier invariante previa. Esto mismo prueba también los
intentos de delimitar su concepto. Así, por ejemplo, si éste se determinara
como la humanidad junto con todos los grupos en los que se divide y la forman,
o de modo más simple, como la totalidad de los hombres que viven en una época
determinada, se omitiría el sentido más propio del término sociedad. Esta
definición, en apariencia sumamente formal, prejuzgaría que la sociedad es una sociedad
de seres humanos, que es humana, que es absolutamente idéntica a sus sujetos;
como si lo específicamente social no consistiera acaso en la preponderancia de
las circunstancias sobre los hombres, que no son ya sino sus productos
impotentes”.
El materialismo histórico
visto e esta manera, es un instrumento idóneo para el análisis de las
sociedades modernas, de la manera como lo define Habermas, no haciendo una
tras-polación, sino para recomponerla, utilizar de alguna manera sus
principales variables tarea que amerita una segunda entrada.
[1]
Me refiero a Antonio Restrepo Fallecido hace unos años
[2]
Habermas Jurgen: La reconstrucción del materialismo histórico. Madrid, Tauros,
1981
[3]
Francisco Eribe Sebares. La concepción materialista de la historia.
http://www.pce.es/descarga/formacionpce6.pdf
[4]
La reconstrucción del materialismo histórico. Jugen Habermas. Pag 14. Tusques
Editores
[5]
Ibidem
[1]
Me refiero a Antonio Restrepo Fallecido hace unos años
[2]
Habermas Jurgen: La reconstrucción del materialismo histórico. Madrid, Tauros,
1981
[3]
Francisco Eribe Sebares. La concepción materialista de la historia.
http://www.pce.es/descarga/formacionpce6.pdf
[4]
La reconstrucción del materialismo histórico. Jugen Habermas. Pag 14. Tusques
Editores
[5]
Ibidem
No hay comentarios.:
Publicar un comentario