Tres hechos en esta semana nos
sirven para hacer un diagnostico de la situación social, política y económica
del país por estos días: El inicio de las negociaciones del gobierno con el ejercito
de liberación nacional ELN, que desde 1966 se fundó como grupo guerrillero; el
paro armado convocado por las BACRIM los días jueves, viernes y sábado; y la
manifestaciones convocadas por la oposición (El centro Democrático) contra el
gobierno el último día.
Los tres sucesos guardan una relación directa, miremos. Este gobierno le ha apostado totalmente al acuerdo con los grupos insurgentes, con
costos políticos muy altos para el presidente por efectos de una oposición
radical y recalcitrante. El conflicto lleva más de cincuenta años, nos ha
dejado muchas víctimas, desplazamiento, masacres, daños incuantificables, el fracaso histórico del estado y de la propia guerrilla es
absoluto, las cicatrices del conflicto son muchas y mantienen una relación estrecha con todo lo que nos sucede. Está semana las BACRIM, lograron parar con sus amenazas buena parte del país y en algunas zonas,
municipios enteros, por ejemplo en Uraba fue total, su fortaleza quedó demostrada, la mirada este fenómeno debe hacerse con rigor. Por último, ayer se hicieron las
manifestaciones del centro democrático en las principales ciudades, lideradas
por el ex presidente Uribe, solicitando la renuncia al presidente Santos, partiendo,
según este partido, del fracaso total del gobierno. Haré el análisis una por una.
El dialogo y los acuerdos
con la insurgencia son de suma importancia para el país. La oposición, ciertos sectores elitistas, muy conservadores por cierto, solo ven en la guerra o la
entrega sin condiciones de la FARC y el ELN, la única manera de acabar con el conflicto;
no quieren entender la importancia de un acuerdo con la insurgencia y en ocasiones
en un oportunismo inexplicable, hacen una oposición radical, en ocasiones sin
argumentos, ni siquiera han medido las consecuencias que tendría el fracaso de
estos diálogos, hay mucho egoísmo en su posición. Aun así, hace bien el
gobierno en respetar el derecho que tienen para oponerse a los acuerdos, lo
cierto es que el radicalismo de este país sigue campante, siempre viene de
sectores muy elitistas, nunca han estado dispuestos a reconocer el otro país,
el marginado, nuestro conflicto tiene orígenes políticos y sociales muy claros:
la inequidad, la exclusión y las políticas de exterminio que fueron el caldo de
cultivo de la insurgencia, la oposición alega que hoy no son sino un simple
cartel de droga, la historia no se mira de manera tan simple, casi todos los
factores que le dieron origen siguen vigentes. Esto da la medida del país, de lo
que somos, es necesario partir de una mirada que parte de todo el contexto histórico, no podemos ser tan
irresponsables en esta materia.
Las BACRIM, están fortalecidas
por factores que aun no hemos logrado poner sobre la mesa con absoluta claridad,
su genealogía nadie la estudiado con seriedad, tal vez porque las conclusiones
no dejarían títere sin cabeza. Las BACRIM, nacieron por la confluencia de
varios factores concomitantes que es preciso tener en cuenta. En primera
instancia habrá que estudiar necesariamente el fracaso del proceso de desmovilización del
paramilitarismo, las mentiras y encubrimientos del mismo, donde inexplicablemente,
se camuflaron verdaderas bandas criminales y se franquiciaron los mecanismo de
despenalización que el mismo proceso admitía, este tuvo un manejo espurio
y se podría decir que la buena fe del comisionado Luis Carlos Restrepo fue
asaltada. Esta, Constituye una variable
de suma importancia para entender el fenómeno, varios grupos ni se
desmovilizaron, ni se reincorporaron y controlan vastas zonas donde tienen un
manejo perverso de su poder, que no es otro que el control total de los
negocios ilícitos con un eje: el narcotráfico, fungen como estado. Las
organizaciones paramilitares sirvieron de base para recoger la delincuencia anterior al proceso de desmovilización, para
incorporarlas a sus organizaciones , a partir de este momento se fortalecen, pues
reagrupan a toda la criminalidad. Las BACRIM, aspiran a sentarse en la mesa de
negociación, al final el gobierno tendrá que mirar tal posibilidad.
Por el último, las
manifestaciones ayer del partido de la oposición, realmente no tuvieron la contundencia que el
centro democrático aduce y demuestra que este partido, caudillista por excelencia,
sigue sólo girando alrededor del carisma de Álvaro Uribe, este fue un
acto en contra del proceso de paz, la crítica al mismo es total, nunca han
planteado cuales serían las alternativas, ¿sí no es por vía del dialogo y
acuerdos a través de una mesa de negociación?, cuál sería el camino. Hablan de entrega del estado a la FARC, de
impunidad, su posición y discrepancia siendo legítima, debería estar acompañada más bien de alternativas
y planteamientos documentados, el escenario natural debería ser el congreso, a través
de su bancada por su puesto, es el escenario ideal para el debate con la capacidad
de generar algún consenso. Colombia tiene una derecha muy fuerte y unos privilegios enquistados, de una élite,
que no está dispuesta a ceder ni un centímetro de sus privilegios. La concentración de la riqueza, de la propiedad sigue siendo muy alta, nuestro país es rentista, mantiene unos niveles de inequidad exorbitantes. Creo
que el debate debe hacerse de otra manera, pedir la renuncia del presidente nos
deja la sensación del anhelo del expresidente Uribe, quien quiso
perpetuarse en el poder, hizo todo lo posible para un tercer mandato, después de
haber aprobado la reelección con métodos no santos, lleno de argucias ilegales.
Todos tenemos el deber de cuidar la poca democracia que aun nos queda, sobre
todo los partidos políticos y la crítica puntual es que los partidos solo amparan intereses muy particulares y de clase.
Nuestra situación es muy delicada y está en juego el futuro del país, es necesario generar una discusión abierta, desligarla de la politiquería, la academia, las ONG y el sector gremial, están obligadas a ganar más protagonismo. Esperaré cuál es el desenlace de estas tensiones.
Nuestra situación es muy delicada y está en juego el futuro del país, es necesario generar una discusión abierta, desligarla de la politiquería, la academia, las ONG y el sector gremial, están obligadas a ganar más protagonismo. Esperaré cuál es el desenlace de estas tensiones.
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