El interrogante que pretende resolver el texto es: “En su mayoría, la
floreciente bibliografía sobre nuestro desastre económico inquiere: « ¿Cómo ha
pasado esto?». Yo, en cambio, me pregunto: «Y ahora, ¿qué hacemos?»”. La
sociedad perdió la confianza en el sistema financiero y bancario, en las instituciones
de control y en los gobiernos, de hecho la crisis afectó sustancialmente a
todos, no solamente tocó sus bolsillos, sino que ha cambiado súbitamente la
vida en general de los ciudadanos de a pie, sometiéndola a unas restricciones
que parecían cosa del pasado, pero más grave aún, sin ninguna certidumbre de
poder salir de la misma en el corto plazo.
“La mejor forma de pensar sobre esta crisis continuada, a mi modo de
ver, es aceptar el hecho de que estamos viviendo una verdadera depresión. No la
Gran Depresión, de acuerdo; o no para la mayoría de nosotros, pues la respuesta
es muy distinta si se les pregunta a los griegos, los irlandeses o incluso los
españoles, con un desempleo del 23 por 100 (y de casi el 50 por 100 entre los
jóvenes). Y, como fuere, esencialmente se trata de la misma clase de situación
que John Maynard Keynes describió en la década de 1930: «un estado crónico de
actividad inferior a la normal durante un período de tiempo considerable, sin
tendencia marcada ni hacia la recuperación ni hacia el hundimiento completo».
A renglón seguido expresa el autor en el entre-telón que constituye la
apertura a su disertación: “Así pues, es de veras esencial que adoptemos
medidas que favorezcan una recuperación real y completa. Y aquí viene la clave:
sabemos cómo hacerlo; al menos, deberíamos saberlo.”
Es curioso que todos los
gobiernos tengan claro cuál es la política económica que los sacará del
problema y nadie tome la decisión. Debe propiciarse la inversión pública, bajar las tasas de interés,
generar el crédito y emprender obras de gran envergadura que se conviertan en
catalizadores del empleo y el aumento de la producción.
El autor es enfático: “Así pues,
es de veras esencial que adoptemos medidas que favorezcan una recuperación real
y completa. Y aquí viene la clave: sabemos cómo hacerlo; al menos, deberíamos
saberlo. Estamos sufriendo penalidades que —pese a todas las diferencias de detalle
que se deben a los 75 años de cambio social, tecnológico y económico— son claramente
similares a las de los años treinta. Y sabemos qué deberían haber hecho entonces
los gestores políticos: tanto por los análisis contemporáneos de Keynes y otros
economistas, como por el gran número de estudios posteriores. Estos mismos
análisis nos indican qué deberíamos hacer para solventar las dificultades que
experimentamos hoy.”
La ortodoxia monetarista de la banca multilateral y el manejo de las
tasas de interés por parte de los bancos centrales, la desconfianza absoluta de
los grandes inversionistas, han colocado la economía en una fase inercial muy
peligrosa que en nada favorece para salir de la crisis.
En el prologo señala las similitudes y los paralelos con la crisis del
29 del siglo pasado, que es un faro para
entender lo que está pasando en estos momentos. Paul Krugman asume un reto: Este
libro, pues, intenta romper con el predominio de este saber convencional tan destructivo
y defiende la necesidad de adoptar políticas expansivas y de creación de empleo.
Para esta defensa tendré que presentar pruebas, por lo que el libro contiene
algunos cuadros y figuras.
Espero disfruten su lectura:
www.cgrandola.files.wordpress.com/2008/04/krugman-acabad-ya-con-esta-crisis.pdf
No hay comentarios.:
Publicar un comentario