“La sociedad de riesgo, que es la forma actual asumida por la modernidad,
nace de un sistema regido por la tradición y avanza hacia la creación de un
mundo de incertidumbres”. Nada es seguro, vivimos en entornos frágiles, llenos
de miedos: A los “riesgos ecológicos, financieros, sociales, políticos; con la
sensación permanente de vivir sobre el filo de la navaja sin ningún grado de
certeza real.
Anthony Giddens, escribió un ensayo sobre la sociedad de riesgo en el
contexto de la política Británica. “Se
pregunta al principio: “¿ Que tiene en común EBE, los problemas en Lloyd’s; el
asunto Nick Nelson, el calentamiento global; el hecho de que el vino sea tan
bueno para la salud y el número decreciente de espermatozoides?. Todas reflejan
la gran oleada de cambio que estamos viviendo hoy en día. Gran parte de este
cambio está ligado al efecto de la ciencia y la tecnología en nuestras
actividades cotidianas y en el entorno mundial”.
Cita a de Karl Popper para desacreditar la verdad de la ciencia: “ Esta no produce pruebas y no puede más
que acercarse a la verdad.” Este carácter “escéptico de la ciencia” recrudece
la sensación de fragilidad. Creo que el contexto de este excelente artículo
puede aplicarse a todo lo que nos rodea,
a la subjetividad humana en grado sumo.
La economía que parecía ser la única realidad con algún grado de
certeza, termino gracias a las TIC, al
capitalismo voraz y a los entramados del mercadeo, diluida entre virtualidades,
sin ningún piso real y solo veraz en la medida del infinito de esclavitudes
incorporadas al sujeto a través del consumo desbordado. Somos una sociedad deseante, alucinada siempre
por la sensación de vacío, de impotencia, no importa cuánto compremos, nunca
estaremos satisfechos del todo.
Otro aspecto que acaba con lo que solíamos llamar tradición, es aquella
que rompe la vida como destino. Antes se asumía sin ninguna duda que “el
destino de una mujer era dedicarse a lo
domestico toda la vida y se preparaba desde muy pequeña para el cumplimiento de
este. El destino de los hombres
salir a trabajar”. Hoy nadie sabe a ciencia cierta a que se dedicará o lo que
es peor, sí se dedicará a alguna cosa.
El autor diferencia el riesgo en
que vivimos con el concepto de peligro, distinción necesaria para entender
aspectos fundamentales de las sociedades modernas. “El riesgo como tal, no es lo mismo que el
peligro”. Al principio fumar fue un
signo de distinción en la sociedad, después una manera de relajación, hoy es un
peligro para la salud. Los deportes
extremos son la sensación hoy en día y parece que muy pocos ven los riesgos que
los mismos implican, ni menos los peligros, aquí toda distinción se diluye en
la moda que implica el acto, aún así la misma existe y es fundamental tenerla
en cuenta. Muchas de las cosas en la vida se manejan entre estos extremos.
Las fragilidades de la subjetividad son extremas. Foucault trató el tema desde la perspectiva del poder, con mucha lucidez. Es preciso retoma los escritos sobre la subjetividad de Foucault para entender la fragilidad extrema en que vive el ciudadano de a pie en el mundo moderno. Este
este responde a construcciones predeterminadas y está marcado por poderes y saberes que el sujeto no controla, pero padece. No es sino
mirar la condición de las personas en la Europa actual para entender esta
realidad. Visto así, las incertidumbres se multiplican y el hombre parece flotar solo entre estados inciertos. Nada fácil en medio de una sociedad de arribistas e imposiciones del mercado voraz impuesto por el capitalismo.
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