Teodora, la ex meretriz que pasó a ser emperatriz de Bizancio gracias a sus nupcias con el emperador Justiniano, obligó a su marido a legislar para que se castigara a aquellos que cometían abusos contra el medio ambiente, particularmente los que envenenaban las fuentes acuíferas. Desde tiempos memorables, el hombre ha tenido conciencia sobre la necesidad de conservar la naturaleza, hoy en plena efervescencia de la ciencia y la tecnología, como suele suceder, por ambición y la supremacía de los temas económicos sobre cualquier otro, sin entrar en fundamentalismos, se producen daños irreparables, que no tienen razón, desafortunadamente es poco lo que se puede hacer, pero hechos como este, imponen la necesidad de generar políticas preventivas a las ricas multinacionales del petroleo.
Algunos datos al respecto deberán conmover a los políticos: El pozo se llama “Macondo”, para desgracia de nuestro nobel, esto nos informa en la red Linda Escalante: Tanto BP como la Guardia Costera y la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) subestimaron la magnitud del desastre mientras científicos independientes calculan que entre 25.000 y 100.000 barriles escapan diariamente del Golfo, sugiriendo un derrame del tamaño del Exxon Valdez, pero cada tres días. Sin embargo, el gobierno y BP pasaron cuatro semanas rehusándose a revisar sus cálculos de 5.000 barriles diarios porque según ellos, "no importa cuánto crudo esté saliendo" ya que están usando todas sus capacidades para obstruir y limpiar el derrame. Solo en los últimos días la Guardia Costera aceptó que el derrame podría ser de 19.000 barriles diarios. El petróleo sigue brotando y las consecuencias más temidas ya se están viendo: un 25 por ciento de la pesca en el golfo ha sido suspendida y el turismo en las costas de Luisiana, Misisipi, Alabama y partes de la Florida disminuyó hasta un 70 por ciento en las reservaciones para el fin de semana de Memorial Day. Cientos de animales han llegado a las playas muertos, entre ellos delfines y tortugas marinas que están en las listas de especies en peligro de extinción. El gobernador Bobby Jindal pidió urgentemente ayuda federal cuando una marea de crudo espeso penetró los manglares de Luisiana, los cuales son una barrera natural contra los huracanes. La salud de las comunidades costeras peligra ante los gases tóxicos que emanan del petróleo y de los más de 800.000 galones de químicos dispersantes regados en el área afectada.”
A pesar que la compañía ha creado un fondo para reparar los daños y asumido la totalidad de la responsabilidad, el tema rebasa lo meramente económico y compromete factores fundamentales para tener una convivencia armoniosa con la naturaleza y que tienen que ver con nuestra responsabilidad frente al planeta. El tema es viejo, existe infinidad de ONG, dedicadas a preservar los ecosistemas, pero nada parece parar a estas multinacionales. Que hacer. Muchas cosas, los gobiernos de los países desarrollados, están lejos de asumir con entereza el problema. Hablamos de sistemas de seguridad y regulaciones preventivas. El tema es muy grave y en Colombia adquiere cada vez más importancia ahora que la minería será una locomotora de la economía. Los que creen que estas preocupaciones son molestias de ecologistas de pura sangre, moda, sobra decirles que la preocupación de algunos hombres que entendieron de la necesidad de conservar la naturaleza, es mas vieja de lo que se imaginan. Revisen estas medidas de hace más doscientos años: José II de Habsburgo fue sin lugar a dudas uno de los ecologistas más convencidos y enérgicos de todos los tiempos. Hijo de la emperatriz Ma. Teresa, el incomparable emperador Chepito no tuvo temblor en la mano cuando prohibió el abuso de los recursos minerales y forestales. Acabó con la práctica de botar buenas maderas y metales preciosos en ataúdes lujosos, exigiendo que los catafalcos fueran reciclables para evitar la acumulación de tantos materiales en los cementerios. Esta medida la granjeó la enemistad y el odio no solo de los ricos, sino también de esos grotescos mercaderes de la muerte que son los dueños de pompas fúnebres que ofrecen sarcófagos más costosos que un palacio. Amanecerá y veremos.
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