VERDAD Y PODER
Paramilitares fusilados que se hacen pasar por guerrilleros, tortura de milicianos de las FARC y operaciones conjuntas entre autodefensas y Ejército hacen parte de las espeluznantes actuaciones del comandante del Batallón La Popa. Revista Semana
En un texto denominado “Foucault y el poder de la verdad”, la excelente Filosofa Argentina, Ester Díaz decía que:” En el siglo XIX Nietzsche, con una intensidad inusitada, aborda la crítica a los sustancialismos desenmascarando el engaño. En esa senda, aunque por distintos atajos, lo siguen pensadores como Martín Heidegger, Michel Foucault, Gilles Deleuze o Paul Feyerabend, entre otros, resistiéndose a conceder que lo múltiple se reduzca a lo uno, lo cambiante a lo inmóvil, lo diferente a lo mismo y lo complejo a lo simple.” Martín Amis, en la autobiografía literaria “Experiencia”, se pregunta como la fama o en esencia el poder afecta el libre albedrío, las decisiones y el criterio de los escritores. La pregunta no es descabellada, cuando se mira el intricado camino de aquellos que detentan el poder y asumen por antonomasia, tener de igual manera, la verdad. El presidente Uribe, ante organismos de derechos humanos internacionales, expresaba, que los implicados en los procesos de reinserción y los escándalos paramilitares, tenían la obligación de entregar la verdad, para poder acogerse a la ley de rebaja de penas. Las declaraciones, las decía con el desparpajo propios de un culebrero paisa; con el uso de los diminutivos acostumbrados de nuestro presidente-mayordomo, que le dan un manejo coloquial y tergiversado a nuestros mas graves problemas. Es curioso, que el mismo, no le cuente toda la verdad a Colombia, cuando en la misma conversación asume sin ruborizarse, que los implicados le apoyaron en la pasada campaña y a renglón seguido, se refiera al paramilitarismo, desde la inmaculada condición que las encuestas le han impuesto y que como cosa inusitada, no se vea involucrado en ninguno de los hechos, cuando todos tienen que ver, con su persona, para decirlo en Boyacense. No se trata, en este artículo, de hacer las consabidas denuncias, que terminan convirtiéndose en un bálsamo, que encubre el verdadero problema del país: el manejo de la verdad, desde la perspectiva política y la necesidad que tenemos de asumir con entereza todas las responsabilidades, frente a problemas como la parapolitica, el narcotráfico, la guerrilla, el paramilitarismo, la corrupción, tan graves, desde lo social, si se tiene en cuenta que en Colombia, tenemos una actitud absolutamente permisiva, en la mayoría de los casos, con estos fenómenos. La posición de los congresistas frente a la firma de famoso documento que los implica con los varones del paramilitarismo, ha sido cobarde e irresponsable, va desde negar cualquier vínculo, hasta mostrar absoluto desconocimiento, para redondear, como los varones de la patria asumen este problema. La sociedad en general, se abruma con las noticias sobre el tema, pero ha compartido las mieles del dinero fácil con absoluta desfachatez (Los dólares siguen entrando sin control alguno, la finca raíz tiene un crecimiento harto dudoso, los dueños de las grandes extensiones de tierra y fincas preguntan, por quien los va a cuidar en el futuro, como si cuidándolos no fue que se hicieron las peores masacres, los generales de la republica, cada vez aparecen mas involucrados en relaciones oprobiosas y masacres….en fin….). Y para rematar, definitivamente es risible oír hablar a nuestro presidente, con tanto cinismo, inmaculado, con una aureola de pureza, frente al tema, que ni siquiera lo compromete con las responsabilidades propias del cargo. Como lo decía Oscar Wilde: “la verdad pura y simple, es que ni es tan pura, ni es tan simple.”
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