Joanat Bonet en su blog de
Boomerang literario hace poco escribió: “En la construcción del amor romántico
la idea del sexo es gozosa y alegre, la culminación del encuentro. Un descorche
de burbujas de placer. No incluye lágrimas ahogadas, ni sensación de extrañeza,
vacío, suciedad o frustración. En cambio, no siempre es feliz; bien puede
remover fantasmas, agrandar complejos o envilecer a los amantes. Un sexo
mecánico, sórdido, egoísta, violento y forzado, sí, todo eso puede caber en su
práctica. Porque la falta de verdadera educación sexual sigue causando inmensos
desgarros cuando se obvian el deseo y la correspondencia”. Y Adelante después
de unas estadísticas escabrosas en materia de violación y acoso ratifica: “Una sexualidad
anómala suele esconder roturas interiores. Por exceso y por defecto. En el
mismo mundo que habitan depredadores sin culpa ni miedo existen otro tipo de
tarados que se hacen llamar incel. Son célibes, y no voluntariamente. Tienen
grabado a fuego el rechazo de aquellas que no quisieron darles atención ni
cariño. Los incel –se habla ya de “movimiento” misógino- consideran a las
mujeres puro objeto de uso. Se han autoconvencido de que nunca serán elegidos,
y se desahogan en foros o comunidades donde solo reina el odio contra su
enemigo número uno: las mujeres”[1].
Vicente Verdu escribe esto en uno de sus libros más memorables: “El capitalismo
de producción definiría el período, desde finales del siglo XVIII hasta la
Segunda Guerra Mundial, en donde lo principal eran las mercancías. El capitalismo de consumo, desde la
Segunda Guerra Mundial hasta la caída del Muro de Berlín, donde destacaron la trascendencia
de los signos, la significación de los artículos envueltos en el habla
de la publicidad. Finalmente, el capitalismo de ficción surgido a
finales de los años noventa del siglo XX, de la virtualidad. Los
dos primeros se ocuparían ante todo de los bienes, del bienestar material; el
tercero se encargaría de las sensaciones, del bienestar psíquico. … Los
unos querrían abastecer la realidad de artículos y servicios. El otro producir una
nueva realidad como máxima entrega”[2].
Joanet en un aparte del artículo trae a colación una cita que resulta un enlace
que articula estos dos realidades:” Freud
consideraba la sexualidad del individuo su ADN existencial, y sostuvo que, de
la represión a la desinhibición, todo pasa por la cabeza y por el pasado". Sexo
y porno figuran entre las palabras más googleadas por los jóvenes de hoy,
cuando la educación sexual parece administrada por internet, sin filtro ni
rigor. Y la dimisión de las instituciones implicadas no supone sino una
infinita barra libre para sexualidades mal resueltas”. El internet constituye una verdadera revolución. Pero como todo avance, tiene sus contra-indicaciones. Por ejemplo:El mundo de las
sensaciones desaforadas, alimentadas y creadas, producto del incontrolable
negocio de la pornografía, en medio de un capitalismo que convirtió todo en
lucro, las sensaciones son convertidas en mercancía y por lo tanto son un
producto, al que se le somete a mil perversidades por los gurúes del mercadeo, hoy
tienen a una buena parte de la humanidad descontrolada, se han creado
servidumbres antes no vistas, con los efectos que todos conocemos. Cada
comercial, por inocente que parezca tiene una cuota de erotismo, no hemos
podido vender nada sin mostrar culos y tetas…la mujer es un objeto…Entonces el
libido que es el centro, gravitamos alrededor de esta compulsión, nos coloca all
garete, el individuo consume lo que le traigan, no hay control, nada parece
cambiar. Nadie trabaja en serio en estos temas. La violencia sexual, el Feminicidio y otras vemos son el resultado. Amanecerá y veremos. Es un hecho que las
neurociencias y la revolución de los fármacos parecen haberle quitado vigencia
al psicoanálisis, tan necesario, pero no es menos cierto, que la prisa de estos
tiempos no admiten el tiempo que la terapia requiere, necesitándola de sobremanera, el individuo de hoy está
des-centrado, disperso, sin punto de apoyo. Ahora, ¿quién estudia la sociedad
en estos temas de tanta relevancia. Además, los
libros y estudios que encontramos nadie los lee, curioso, nunca hay tiempo. El
tema es absolutamente importante y vigente.
[1]
Joanet Bonet. Boomerang literario. El país de España.
http://www.elboomeran.com/blog-post/922/19087/joana-bonet/el-sexo-triste/
[2]
Verdu Vicente. El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción.
Anagrama.
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