UNA SOLA IMPOSTURA
No
hablaré de la campaña desde la perspectiva política, ni menos del
entrecruzamiento de ofensas entre los dos bandos en disputa, menos de los
errores programáticos y las penosas chuzadas; me interesa el análisis de los candidatos
como producto.
Un
candidato es un producto. No conozco de mercadeo más allá de lo que cualquier
mortal se entera en una sociedad avasallada de ofertas y de engaños, tampoco me
he apoyado en algún texto sobre el tema, sólo parto de lo que pasó en la
campaña presidencial en Colombia que le dio el triunfo al doctor Juan Manuel
Santos en la segunda vuelta.
Que
nos vendían. El próximo presidente de Colombia. Por qué acceder a ese producto,
cuál era la necesidad urgente: Problemas sociales, inequidad; un conflicto de
más de 50 años; desempleo; grandes proyectos qué hacer y sobre todo un país
rico en todo el sentido de la palabra.
Que
producto nos permitiría la salida. El primero, el Doctor Zuluaga, parecía no ser
un original, algunos llegaron a decir que era pirata o algo parecido, la verdad y por la experticía de algunos expertos, se comprobó que era el auténtico, aunque se descubrió que se
habían traspolado algunas características de otro producto ( El ex-presidente Uribe ), al final todos
quedamos tranquilos, seguía siendo el Doctor Zuluaga. Representaba la autoridad, la vuelta atrás a políticas ya aplicadas, nos vendía un paraíso
que ya habíamos disfrutado, la trasplantación de otro gobierno, el cómo regresar.
Nos decía a cada rato: Yo soy el original, soy la solución y nos vendía la idea
de la fuerza y no al dialogo sino el sometimiento. Algunos alcanzaron a
replicar que no era él o que alguien le hablaba al oído, al final nunca se pudo
comprobar esto.
El
presidente Juan Manuel Santos, siempre jugó la carta contraria, soy lo opuesto fue
el mensaje, se la jugó con una sola oferta: La paz…cómo cuando nos venden un
producto único. Su discurso sin renunciar a la autoridad, fue persuasivo,
seductor, de buenas maneras, incluso llegué a pensar que era débil. Como en el
amor aplicó la sentencia: Ceder para vencer y en principio se pensó que
aceptaba las ofensas sin retaliación, con cierta resignación…al final el
resultado terminó confirmando lo opuesto. Este producto parecía no venderse. Nadie
lo tomaba, pese a todos los esfuerzos, no salía. Cuando se realizó el
inventario la sorpresa nos dejó impertérritos: Se habían agotado las
existencias. Genera en todo caso una desconfianza, puede ser una oferta de
coyuntura, para rematar inventarios. Esperamos que no.
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