La ausencia de un
poder hegemónico absoluto, ha generado una
fase inercial en el mundo, que no
permite tomar decisiones para superar la crisis mundial de orden económico y geopolítico
en sus dos principales ejes. El medio oriente y Europa.
En este momento es tal el entrecruzamiento
de poderes, que se ha hecho casi imposible tomar decisiones vitales
y lo que es peor, tomarlas a tiempo. Hay una fragmentación del mismo. Miremos
el caso de Europa. La crisis económica solo se supera con decisiones tomadas al
unisonó de sus miembros o por lo menos de los cuadros de dirección, pero estos
a la vez están presionados por la fuerzas políticas y económicas de sus propios
países, que a la vez están pensando como nación y tienen sus propias tensiones
internas, ósea actúan desde la óptica de sus intereses y no como comunidad.
Europa no es un estado federado, ni en la conciencia de sus miembros, ni
legalmente, es simplemente una comunidad de intereses, sigue siendo un mercado común
nada más. Esto se ha visto claramente en
la crisis financiera. Todos saben que debería hacerse, pero nadie toma las
decisiones adecuadas. Merkel, no define su posición, porque no logra equilibrar
la política alemana con las necesidades de la comunidad.
En el oriente está sucediendo algo parecido. Israel no tiene ya la
capacidad de imponerse frente a sus pares árabes, pero estos están lejos de
controlar la política de oriente. Las potencias tienen el poder de veto, pero
ninguna puede decir que se abroga el poder para tomar decisiones relevantes o
controlar las intrincadas relaciones contrapuestas o actuar en consecuencia. Los
contrapesos creados por los organismos internacionales hacen difícil cualquier
decisión.
La humanidad ha creado estas instancias para controlar el manejo del
poder. Aun así, cuando se trata de factores vitales para los intereses de las
potencias, ellas no dudan en violar tratados y tomar decisiones de fuerza, como
lo han hecho muchas veces. El problema surge cuando las decisiones a tomar
están limitadas por las fragmentaciones internas del poder, como le suele
suceder hoy al presidente Obama.
Recordemos que el poder no es una cosa sino una relación. “La sociedad
es la portadora originaria del poder, entendida como el conjunto de relaciones”. La democracia representativa ha creado sus
propias instancias de poder y las naciones igualmente se relacionan a través de
organismos multilaterales, cuyos ejes son los tratados internacionales, los acuerdos
comerciales, políticos, económicos y por supuestos las relaciones humanas como
tal, que incluyen fenómenos como la migración, para solo citar un ejemplo.
Foucault, que fue los estudiosos más serios sobre el poder en el siglo
XX. Habló de los dispositivos de poder, de la relación saber y poder y como
ciertas prácticas se constituyen en objetos de saber. El habló de los operadores de dominación, de
las relaciones de poder. Decía en el famosos curso del 14 de enero de 1976:
“Lo que he intentado analizar hasta ahora, grosso modo, desde 1970-71,
ha sido el cómo del poder; he procurado captar sus mecanismos entre dos puntos
de relación, dos límites: por un lado, las reglas del derecho que delimitan
formalmente el poder, por otro, los efectos de verdad que este poder produce,
transmite y que a su vez reproducen ese poder. Un triángulo pues: poder, derecho, verdad”. Es un hecho,
hay factores e poder: la fuerza es uno, el discurso, la acción, las
asociaciones, como el estado, para decirlo de la manera más simple. Por ello
este autor afirmaba categóricamente que el poder se ejerce, “ejercicio que se
despliega entre un derecho público de las soberanías una mecánica polimorfa de
las disciplinas.
En España para dar un ejemplo de lo intrincado del poder, por sus entramamientos, Rajoy fue un crítico intenso de la actitud pasiva del
anterior gobierno. Una vez llegó al poder, se dió cuenta lo difícil que es tomar cualquier
decisión, por el entrecruzamiento de intereses y poderes locales.
Colombia sufre una de las violencias más largas e irresolutas del
mundo. Nunca hemos podido concertar un acuerdo, ni imponer una salida desde el
estado por la fuerza, ni menos darle un manejo político al conflicto que
permita canales de solución reales. La razón: la fragmentación del poder y el
usufructo del mismo por su parcelación en cabeza de los
diferentes actores involucrados. Hasta
la delincuencia común está ejerciendo un poder especifico en este conflicto y
controla vastos territorios y se abroga el derecho a cobrar impuestos,
desaparecer gente e imponer sanciones.
No hablare en este articulo de las formas simbólicas en términos de Pierre Bourdieu. De los
factores psicológicos del poder, de sus genealogías. Las TIC, tecnologías de la
información y el conocimiento, constituyen el factor de poder más relevante actualmente,
estas resultan de igual manera, ser la causa más determinante para la fragmentación del mismo. Recordemos que Adler
rompió con Freud por considerar el poder, y no el placer, la pulsión central de
la psiqué.
En este contexto descifrar los entramados del poder resulta absolutamente necesario. Estados Unidos ha decidio cuidar de sus intereses y ya no actua como actor dominante y determinante. El país que cuidaba que los principales fundamentos de la democracia y los derechos humanos se mantuviera vigente, ahora solo se preocupa abiertamente por sus propios intereses. Puede que esto haya sido siempre así, lo cierto es que ahora no lo disimula.
La humanidad vive una crisis economica de dimensiones inconmesurables. En el fondo estamos ante una crisis política muy seria y en sobra decir que los analista y filosofos por ahora no participan con la notoriedad que quisieramos, deberían expresarse al respecto. Queda en todo caso la discusión abierta, pues no resulta claro cual es el discurso que le de salida.
En este contexto descifrar los entramados del poder resulta absolutamente necesario. Estados Unidos ha decidio cuidar de sus intereses y ya no actua como actor dominante y determinante. El país que cuidaba que los principales fundamentos de la democracia y los derechos humanos se mantuviera vigente, ahora solo se preocupa abiertamente por sus propios intereses. Puede que esto haya sido siempre así, lo cierto es que ahora no lo disimula.
La humanidad vive una crisis economica de dimensiones inconmesurables. En el fondo estamos ante una crisis política muy seria y en sobra decir que los analista y filosofos por ahora no participan con la notoriedad que quisieramos, deberían expresarse al respecto. Queda en todo caso la discusión abierta, pues no resulta claro cual es el discurso que le de salida.
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