Lo primero que debe hacerse en la lectura del conflicto Colombo-Venezolano, es enumerar algunas verdades que están por encima de los necesarios, pero melifluos y babosos intercambios diplomáticos, que corresponden a la hipocresía natural para estos casos.
Es una verdad irrefutable que el presidente Chaves tiene profundas simpatías por la FARC, son bastante contundentes algunas actitudes del gobierno venezolano, que no dejan dudas al respecto: Homenajes oficiales a Manuel Marulanda, escuelas con su nombre, parques, además de acercamientos de toda índole, algunos visibles, otros entre bambalinas, pero siempre constantes. Se suman igualmente una permisibilidad a los grupos insurgentes colombianos para entrar y salir de su territorio, que solo un estúpido, no se percataría. En las fronteras esta es una verdad que no admite cuestionamientos, es una realidad con la que se convive.
El proyecto Bolivariano parece copiado de los documentos de la FARC, esto simplemente para dejar en claro sus convergencias ideológicas. Chávez por ello no puede aparecer con esa cara de sorpresa, asumiendo posiciones segadas en un tema que lo compromete de manera grave. Es un hecho, esto que constituye lo más controvertible, en algún momento pudo ser lo más importante dentro de unas conversaciones de paz, donde el gobierno venezolano tendría un papel vital y así lo pensó el Doctor Uribe, después de las prolongadas gestiones de la senadora Piedad Córdoba en el tema, que terminaron con el nombramiento del presidente Venezolano como interlocutor.
Desafortunamente frente a lo evidente, este fue el peor error del gobierno de Uribe, involucrar al presidente Chaves en las conversaciones tendiente ha obtener la entrega de los secuestrados de la FARC. El mandatario Venezolano demostró ser pésimo interlocutor, le fue imposible ser neutral, jugar con cartas limpias y desde aquí empezó el deterioro de las relaciones con el gobierno Colombiano. Desde este momento, con todo lo que conocemos, estas entraron a cuidados intensivos, después de cinco años en que el gobierno del Doctor Uribe, las había manejado con guantes de seda y se podría decir que hasta esta fecha fueron excelentes. Pero si este fue un error craso, todo lo que ha hecho en adelante por el gobierno Colombiano, fue peor, sobre todo, frente a un mandatario como el Coronel Chaves, que se mueve de acuerdo al talante de sus hormonas, el estado soy yo, como Luis XV, no respeta el canon mínimo en materia diplomática, frente a sus pares.
El doctor Uribe, desde este acontecimiento no ha actuado con inteligencia, ha sido pendenciero y calculador, los canales diplomáticos funcionan en la mayoria de las veces para cumplir con sus caprichos, frente a un odio sin cuartel contra el señor Chávez. Esto quiere decir que los dos mandatarios han utilizado el estado en esta lucha personal, que Desafortunamente ha producido daños muy graves en las fronteras, al comercio bilateral y ha doscientos años de relaciones en una frontera natural que es imposible borrarla con decretos y declaraciones presidenciales fatuas y sin sentido.
Es muy difícil la situación por que no existe voluntad de ninguno de los gobiernos para corregir y enmendar sus errores. Imposible decirle al señor Chávez, que admita el sesgo ideológico, pero esta claro que es imposible en esta materia estar con Dios y con el diablo a la vez. El doctor Uribe tan solo a quince días de entregar su mandato, no dará tregua y parece empeñado en dejar al nuevo mandatario bien comprometido en la disputa, esto no tiene dudas.
Triste la posición de los gobiernos latinoamericanos, pues la presencia de la FARC, organismo terrorista, ligado al narcotráfico, no admite ningún sesgo y nadie ha hecho pronunciamientos serios al respecto. Esperaremos como trascurren los hechos en esta semana, pero es previsible que nada cambie hasta la posesión del Doctor Santos el siete de agosto. Amanecerá y veremos.
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