Yo crecí en un barrio privado... privado de luz, agua, teléfono..." Diego Armando Maradona
El futbol es una pasión convertida en un negocio de muchas cifras. Tiene el manejo de las logias, alguien se invento la FIFA, las reglas, los flujos, galimatías que permite manejar en un mismo precipitado, grandes transacciones, traspaso de personas como mercancías y como si fuera poco, un espectáculo en donde en un solo momento puede converger medio planeta alrededor de un balón en un encantamiento cercano a la magia. Paradójico, como ciertas mafias, todos sabemos del engaño, pero se nos hace imposible sustraernos a su encanto. Colombia desde hace mucho tiempo vive, sufre y mantiene un campeonato que lo refleja en esencia. Han existido grandes finales, compra de árbitros, mafia, dinero del narcotráfico, muerte y tongo, en medio de cosas buenas que aun logran mantenernos al pie de lo que suceda alrededor de la numero cinco. De igual manera existen grandes equipos con mucha historia, verbigracia: Millonarios, Santa Fe, América, Nacional, Cali, que hasta hace poco parecían ser los únicos dueños del espectáculo. Pero, desde la implementación del descenso y el ascenso la baraja se ha movido y en la palestra han aparecido nuevos protagonistas que parecen evitar que las cartas estén tan flagrantemente marcadas y la torta se reparta entre los mismos de siempre. Envigado, Equidad, Pasto, Chico son una expresión de este nuevo aire. El negocio no solo tiene nuevos invitados sino que se ha renovado conceptualmente. Este semestre ganó un equipo humilde, liderado por un hombre titánico y frentero que desde siempre ha llamado las cosas por su nombre: El futbol es un negocio, requiere mucha imaginación y aquí estamos para ganar dinero. El resto viene por añadidura. Este ser excepcional, polémico, que fue uno de los seis mas aguerridos que haya tenido Colombia en el medio campo, no es bien recibido por la logia ancestral que tiene a la Dimayor como su fortín. Cosas de la vida…..solo esperamos que Pimentel, continúe en la brega, le felicitamos por su triunfo y sobra decirle que el camino es largo y culebrero
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