ARTEBO
La 3ª edición de la Feria de Arte Internacional de Bogotá (ArtBo), que abrió sus puertas para exponer hasta el lunes las obras de 150 artistas de once países, reivindica a la ciudad como capital artística y es un excelente pretexto para hablar de la materia. En esta nueva edición hay 43 galerías, 24 del exterior, en un gran predio de exposiciones de 6500 m2 en el que también se destaca la presencia argentina. Es preciso recordar que este tipo de salones le permitieron al país conocer hombres de la talla de Botero, Obregón, Mantilla Caballero, María Paz Jaramillo y que a partir del nacimiento del museo de arte moderno en el 60 de la mano de Marta Traba, la historia es otra. El diario la nación registro de esta manera algunos movimientos comerciales que hablan por sí solos de la importancia de la feria comercialmente hablando:” En el primer día ya se habían concretado ventas. La galería colombiana La Cometa vendió cinco obras del artista argentino Julio Le Parc -de una serie de 60 iguales- a un valor de 10.800 dólares cada una. Se trata de la obra "Móvil cuadrado plateado sobre negro", cuya pieza original es de 1968 y la serie de copias de este año. Las obras de Le Parc, el gran artista cinético, se expanden en Bogotá por estos días a través de más de una muestra. Dos grandes óleos geométricos de su autoría están entre las obras más costosas de ArteBo, con un valor de 282.000 dólares. La galería argentina Dabbah Torrejón vendió una instalación del artista peruano Aldo Chaparro, por 4500 dólares. En tanto, la galería colombiana Nueveochenta, que tiene como uno de sus directores al ex presidente colombiano César Gaviria, presentaba a primer vista unos troncos de árboles cortados del artista Miler Lagos, que en realidad estaban hechos de 6500 copias apiladas de xilografías del Apocalipsis de Durero. Cada uno costaba entre 2400 y 2900 dólares. A 24 horas de la apertura de la feria, ya se habían vendido las once interesantes piezas que exponía la galería. Mauro Herlitzka, hasta hace poco presidente de ArteBa, quien se acercó a recorrer con interés la feria, estaba encantado con la obra de Lagos.” No pretendemos posar de expertos, pero reconforta ver como Colombia vuelve a poner el tema del arte en la palestra de la mano de especialistas, con eventos como el que reseñamos y con la visión comercial necesario par hacerlo viable. Después de la creación del Salón Nacional de Artes Visuales en 1975, que remplazo a los salones naciones de artes visuales, la tarea ha venido siendo variada. En estos salones se conjugaban la pintura, el grabado, el dibujo, la escultura y las artes visuales contemporáneas, dando así una amplia visualización del arte colombiano. Las convocatorias se hicieron más amplias, y abrieron la posibilidad tanto para los artistas como para el público de tener una mirada amplia de tendencias y posturas. Gracias a esa masificación del interés por el arte se crearon nuevas revistas como Arte en Colombia, Sobre Arte y Revista de Arte y Arquitectura en América Latina, que le pavimentaron al arte más vías de acceso y de entendimiento. ArteBo, contó para este año además con un pabellón destinado a 40 artistas emergentes colombianos, otro destinado exclusivamente al contacto de los niños con el arte y organizó un programa especial para coleccionistas internacionales. Ojala, Colombia y Bogotá continúen con este tipo de eventos. Ahora se nos vienen los salones regionales. Amanecerá y veremos.
La 3ª edición de la Feria de Arte Internacional de Bogotá (ArtBo), que abrió sus puertas para exponer hasta el lunes las obras de 150 artistas de once países, reivindica a la ciudad como capital artística y es un excelente pretexto para hablar de la materia. En esta nueva edición hay 43 galerías, 24 del exterior, en un gran predio de exposiciones de 6500 m2 en el que también se destaca la presencia argentina. Es preciso recordar que este tipo de salones le permitieron al país conocer hombres de la talla de Botero, Obregón, Mantilla Caballero, María Paz Jaramillo y que a partir del nacimiento del museo de arte moderno en el 60 de la mano de Marta Traba, la historia es otra. El diario la nación registro de esta manera algunos movimientos comerciales que hablan por sí solos de la importancia de la feria comercialmente hablando:” En el primer día ya se habían concretado ventas. La galería colombiana La Cometa vendió cinco obras del artista argentino Julio Le Parc -de una serie de 60 iguales- a un valor de 10.800 dólares cada una. Se trata de la obra "Móvil cuadrado plateado sobre negro", cuya pieza original es de 1968 y la serie de copias de este año. Las obras de Le Parc, el gran artista cinético, se expanden en Bogotá por estos días a través de más de una muestra. Dos grandes óleos geométricos de su autoría están entre las obras más costosas de ArteBo, con un valor de 282.000 dólares. La galería argentina Dabbah Torrejón vendió una instalación del artista peruano Aldo Chaparro, por 4500 dólares. En tanto, la galería colombiana Nueveochenta, que tiene como uno de sus directores al ex presidente colombiano César Gaviria, presentaba a primer vista unos troncos de árboles cortados del artista Miler Lagos, que en realidad estaban hechos de 6500 copias apiladas de xilografías del Apocalipsis de Durero. Cada uno costaba entre 2400 y 2900 dólares. A 24 horas de la apertura de la feria, ya se habían vendido las once interesantes piezas que exponía la galería. Mauro Herlitzka, hasta hace poco presidente de ArteBa, quien se acercó a recorrer con interés la feria, estaba encantado con la obra de Lagos.” No pretendemos posar de expertos, pero reconforta ver como Colombia vuelve a poner el tema del arte en la palestra de la mano de especialistas, con eventos como el que reseñamos y con la visión comercial necesario par hacerlo viable. Después de la creación del Salón Nacional de Artes Visuales en 1975, que remplazo a los salones naciones de artes visuales, la tarea ha venido siendo variada. En estos salones se conjugaban la pintura, el grabado, el dibujo, la escultura y las artes visuales contemporáneas, dando así una amplia visualización del arte colombiano. Las convocatorias se hicieron más amplias, y abrieron la posibilidad tanto para los artistas como para el público de tener una mirada amplia de tendencias y posturas. Gracias a esa masificación del interés por el arte se crearon nuevas revistas como Arte en Colombia, Sobre Arte y Revista de Arte y Arquitectura en América Latina, que le pavimentaron al arte más vías de acceso y de entendimiento. ArteBo, contó para este año además con un pabellón destinado a 40 artistas emergentes colombianos, otro destinado exclusivamente al contacto de los niños con el arte y organizó un programa especial para coleccionistas internacionales. Ojala, Colombia y Bogotá continúen con este tipo de eventos. Ahora se nos vienen los salones regionales. Amanecerá y veremos.
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