LAS SOMBRAS NEGRAS DE LOS ACTUALE COMICIOS
En tiempos de elecciones como el actual, saltan a la palestra muchas dudas, sobre el talante y veracidad de la democracia Colombiana. La pregunta capital que surge es, sí tenemos un estado democrático de acuerdo al canon o simplemente un simulacro de sus presupuestos. No solo el hecho de convocar a las elecciones, de tener un sistema electoral y unas reglas claras para el manejo del poder y del Estado, garantizan que haya democracia. Sobra decir que preferimos lo que tenemos, a cualquier forma de gobierno donde se cercenen las garantías civiles. El panorama es sombrío. Veintitrés candidatos para Alcaldías han sido asesinados en los últimos dos meses, hay más de 370 municipios con una clara y decisiva intervención del paramilitarismo, tres departamentos con su influencia en la administración y por supuesto en los comicios (sino averigüen que pasa en Norte de Santander y Santander del Sur). No tengo la cifra de candidatos a los concejos y Asambleas amenazados. La guerrilla igualmente, asesina y amenaza a candidatos, interviene de igual manera en las elecciones y las obstaculiza vilmente en algunas zonas de su influencia. A este rosario de perlas, se le agrega: clientelismo, corrupción, compra de votos y golpes bajos entre candidatos.
En medio de este galimatías, es curioso ver, que las zonas donde se puede votar libremente, exista un índice tan alto de abstencionismo y desinterés de parte de la población. No cabe duda, que la responsabilidad del electorado, debe asumirse con el máximo de seriedad y compromiso, cosa que no parece traducirse en la realidad, pues existen ciudades donde la compra del voto sigue rampante. Esperamos estar equivocados, después del análisis de los resultados del próximo domingo, pero los augurios no son buenos.
La situación no es fácil, pero el momento y las elecciones son fundamentales, más cuando está en juego la configuración del poder regional después del proceso de paz implementado con los paramilitares, por el actual gobierno. Con estos comicios, veremos si nos hemos quitado tan perversa influencia en los estamentos del poder local, o sí continúan vigentes, pues como ha quedado en evidencia, su influencia sigue siendo notaria y ellos no están dispuestos ha desaparecer del panorama político, es más, se la juegan toda, para ser reconocidos como actores políticos dentro de los nuevos cuadros de poder. La guerrilla, quiere mantener su influencia en gran parte del territorio nacional, paralelo a su preocupación por ser reconocida como grupo político en la insurgencia, en los estamentos internacionales. A esto se le suma el objetivo de penetrar el poder local con testaferros políticos de su movimiento. El partido liberal continua en la peor crisis de la historia; el conservador no existe; el injerto de la U da pena; el polo continua su ascenso exitoso en los cuadros de poder y cambio radical está en su mejor momento; las elecciones en está hora están determinadas más por caudillos y personas que por partidos. El panorama es sombrio, pero si votamos responsablemente, talvez muchas cosas cambien. Amanecerá y veremos.
En tiempos de elecciones como el actual, saltan a la palestra muchas dudas, sobre el talante y veracidad de la democracia Colombiana. La pregunta capital que surge es, sí tenemos un estado democrático de acuerdo al canon o simplemente un simulacro de sus presupuestos. No solo el hecho de convocar a las elecciones, de tener un sistema electoral y unas reglas claras para el manejo del poder y del Estado, garantizan que haya democracia. Sobra decir que preferimos lo que tenemos, a cualquier forma de gobierno donde se cercenen las garantías civiles. El panorama es sombrío. Veintitrés candidatos para Alcaldías han sido asesinados en los últimos dos meses, hay más de 370 municipios con una clara y decisiva intervención del paramilitarismo, tres departamentos con su influencia en la administración y por supuesto en los comicios (sino averigüen que pasa en Norte de Santander y Santander del Sur). No tengo la cifra de candidatos a los concejos y Asambleas amenazados. La guerrilla igualmente, asesina y amenaza a candidatos, interviene de igual manera en las elecciones y las obstaculiza vilmente en algunas zonas de su influencia. A este rosario de perlas, se le agrega: clientelismo, corrupción, compra de votos y golpes bajos entre candidatos.
En medio de este galimatías, es curioso ver, que las zonas donde se puede votar libremente, exista un índice tan alto de abstencionismo y desinterés de parte de la población. No cabe duda, que la responsabilidad del electorado, debe asumirse con el máximo de seriedad y compromiso, cosa que no parece traducirse en la realidad, pues existen ciudades donde la compra del voto sigue rampante. Esperamos estar equivocados, después del análisis de los resultados del próximo domingo, pero los augurios no son buenos.
La situación no es fácil, pero el momento y las elecciones son fundamentales, más cuando está en juego la configuración del poder regional después del proceso de paz implementado con los paramilitares, por el actual gobierno. Con estos comicios, veremos si nos hemos quitado tan perversa influencia en los estamentos del poder local, o sí continúan vigentes, pues como ha quedado en evidencia, su influencia sigue siendo notaria y ellos no están dispuestos ha desaparecer del panorama político, es más, se la juegan toda, para ser reconocidos como actores políticos dentro de los nuevos cuadros de poder. La guerrilla, quiere mantener su influencia en gran parte del territorio nacional, paralelo a su preocupación por ser reconocida como grupo político en la insurgencia, en los estamentos internacionales. A esto se le suma el objetivo de penetrar el poder local con testaferros políticos de su movimiento. El partido liberal continua en la peor crisis de la historia; el conservador no existe; el injerto de la U da pena; el polo continua su ascenso exitoso en los cuadros de poder y cambio radical está en su mejor momento; las elecciones en está hora están determinadas más por caudillos y personas que por partidos. El panorama es sombrio, pero si votamos responsablemente, talvez muchas cosas cambien. Amanecerá y veremos.
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