LECTURAS PARADOJALES DE ECONOMIA
Ayer fue un día negro en casi todos los mercados bursátiles. El temor a una pérdida de liquidez provocó una caída de 387 puntos en el Promedio Industrial Dow Jones, un 2,83%. El índice cerró la jornada en 13.279,68 unidades. Se trató de la segunda mayor caída del año después del desplome de 416 puntos a fines de febrero. El Standard & Poor's 500 perdió un 2,96% y el Índice Compuesto Nasdaq descendió un 2,16%. wall street journal.
Es difícil leer al tiempo columnistas especializados en temas económicos con pronósticos tan diferentes con las mismas fuentes. No cabe duda que la lectura sobre los índices de crecimiento económico que reportó el país, de casi el 8 %, han sido caldo de discusión, que nos deja más confundidos que llenos de confianza. Más aún cuando uno siente que la situación económica de su entorno particularísimo no cambia para nada: el primo sigue desempleado, el tío sigue varado, sufrimos igual que siempre para sobrevivir, sin sentir algún alivio que nos permita decir, huy como han cambiado los tiempos. Está claro que hay un aumento desbordado del consumo y que este se está haciendo a través del crédito o el aumento de los medios de pago, para utilizar el termino técnico, pero que dicha burbuja tiene consecuencias nefastas cuando no es producto del aumento de la producción, las exportaciones y un superávit comercial, que lo sustenten correctamente, si es que en economía se puede utilizar esta palabra. El columnista Eduardo Sarmiento crítico de la política económica del actual gobierno, decía tan sólo hace una semana que “que el crecimiento de la economía no era sostenible ni generaba empleo. La respuesta del Gobierno a la evidencia empírica ha sido elusiva; no ha ido más allá de cuestionar las metodologías y crear dudas sobre la información. Las cifras laborales del último año, basadas en la misma metodología, muestran que el desempleo no ha respondido al elevado crecimiento.” Juan Manuel López Caballero al respecto es más duro: “Los datos divulgados por las autoridades sobre la baja de la tasa de desempleo y disminución del subempleo no coinciden con los de ninguna otra fuente de información (Contraloría, sindicatos, universidades, gremios, y centros de estudios). Tampoco con la percepción general de quienes por ninguna parte consiguen trabajo, ni, con escasas excepciones, con la de los que lo generan.
La explicación sería que estamos ante un juego de matemáticas: se toma la baja del 63% al 56% de la tasa de participación (la gente activa en el mercado laboral); se aplica a esa cifra el porcentaje que da un muestreo; y obviamente el total de desempleados es menor. El gobierno dice: 'el éxito de nuestras políticas hace que haya menos gente que necesita empleo (!!!)'. Otros analistas constatan que la prueba aportada por el gobierno -que el empleo tiene que haber aumentado porque hay más afiliados a los fondos de empleados- demuestra lo contrario, ya que el total de cotizaciones efectivas ha disminuido, pues quien pierde el empleo sigue afiliado pero deja de cotizar.” Es evidente, las cifras nos confunden y cada uno tiene las suyas escondidas en la manga y las saca a relucir cuando necesita imponer sus puntos de vista, pero más claro está que la economía real es la que padecemos a diario y todo sube de precio, nada baja o se estabiliza y la vida cada vez está más dura o mejor más competitiva, para aplicar el termino técnico.
Gómez Buendía es implacable: “Durante el primer gobierno de Álvaro Uribe la economía creció a un promedio del 5 por ciento anual, y este año está creciendo a un récord de 8 por ciento. La cuestión, sin embargo, no es sencilla, porque las alzas (o bajas) del Producto pueden deberse a muchísimos factores. Y en este caso la única certeza es que el milagro económico de Uribe no es tan milagro ni es tan de Uribe: entre el 2002 y el 2006 también crecieron los demás países de América Latina (y al mismo ritmo de 5 por ciento) y aún en este año Argentina, Dominicana, Panamá y Venezuela están creciendo más rápido que Colombia. Es más: América Latina ha crecido bastante menos que Asia y otras regiones subdesarrolladas durante esta fase expansiva de la economía mundial. El auge no se debe entonces a la seguridad democrática ni a la buena gestión de los ministros. Se debe a dos fenómenos que nada tienen que ver con Uribe: el crecimiento endemoniado de la economía china y la abundancia de dólares baratos que han sido la respuesta de Estados Unidos.”
Ha esto se suma el tema de la revaluación y el aumento de las importaciones, la crisis del sector textil y el de las flores, hechos que se dan en medio de un desborde inusitado del circulante verde o dólar, que no permiten ser muy optimistas.
Los defensores del gobierno dicen otra cosa y tienen cifras en apariencia muy contundentes: Crecimiento del 8 %, baja de desempleo del 20 % al 12 %, Seguridad democrática, aumento de la producción industrial…en fin, como entender este galimatías, cuando al leerlos, casi todos los expertos parecen persuadirnos, pero al final no nos convencen…todo, todo ha cambiado, al final, todo, todo, sigue igual.
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