UN PAIS DE PARADOJAS
Muchas cosas que nos suceden por estos tiempos en locolombia, nos dejan la no grata impresión y la evidencia clara, que el mundo de lo real maravilloso solo es posible darse en estas tierras. Tenemos un crecimiento del 5.6 y un desbordamiento de los medios de pago, gracias al consumo interno excesivo y al flujo de dinero que nuestros compatriotas exiliados giran; el crédito de consumo irresponsable de los Bancos; la legalización de dineros calientísimos, como consecuencia de un proceso de paz que nos debería apenar, pues legalizo el peor negocio, el que mas sangre y desgracia le ha producido al país, silencio a la justicia y dejó impune el mayor numero de genocidios de que se tenga conocimiento en Latinoamérica; crecimiento que paradójicamente no ha solucionado los problemas más graves que nos agobian, como pobreza, desempleo, desnutrición,indigencia y que por lo tanto no se traduce en bienestar social. Este país, que es capaz de producir escritores como Tomas González, poetas como Porfirio, científicos como Llinas, igualmente nos apena con hombres como Mancuso, actos como el secuestro, genocidios de la peor pelambre y aun así, resulta ser el más feliz del mundo, donde las penas se ahogan felizmente con ranchera, bolero, champeta y tango al son de baile de la muerte y compartiendo suerte en el mismo lugar con contradicciones sin ninguna posibilidad de resolucion, entre sicarios, científicos y poetas en una mezcla inexplicable pero real. Vaya uno a saber como terminaremos, pero si partimos de la premisa que un optimista es un hombre mal informado, son pocas las posibilidades de terminar bien, más cuando se conocen las conexiones del narcotráfico con el paramilitarismo, del paramilitarismo con la clase política, de la clase política con los estamentos empresariales, de los estamentos empresariales con el dinero subterráneo y de este con los bancos….alguien podrá pensar que el narcotráfico no está vigente, que la corrupción se ha terminado o que los nuevos partidos nos brindan confianza, si se le puede llamar nuevos partidos al engendro de la U o a cambio radical, la verdad ser pesimistas es ser en cierta medida realistas y no cabe duda que no es posible pensar de otra manera con realidades tan evidentes.
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