UNA LECTURA A LA ELECCION PRESIDENCIAL
Las cifras electorales siempre revelan muchas realidades políticas que se pasan por alto en el fervor preelectoral y tienen la virtud de dejar sin piso algunas pretensiones expuestas de manera alegre por algunos analistas. El triunfo irrefutable del presidente Uribe, con más de siete millones de votos, confirma el hecho de que existe más Uribe que Uribismo y su bancada está por debajo del fenómeno personal del candidato elegido. El partido liberal en el esquema radical y polarizado de la campaña se quedó sin ninguna plataforma ideológica y cedió el centro que fue absorbido inteligentemente por el polo. La izquierda democrática representada por el polo, con los votos recibidos, adquiere un verdadero compromiso hacia el futuro, y son más importantes estos, dentro del esquema gobierno-oposición, que el mismo hecho del triunfo contundente traducido en cifras electorales, pues históricamente en Colombia, después de algún posicionamiento de los movimientos de izquierda, estos se han dividido, las mieles del poder los empalaga, no saben crear partidos con visión de futuro y un esquema serio que les permita su sostenibilidad (Vease M-19, Anapo, Firmes, etc.) y mueren gracias a sus propios errores. Hablar de derecha o de izquierda, parece según muchos politólogos, un esquema anacrónico, deslucido y poco pragmático dentro de la posmodernidad política en que parece moverse el mundo. Colombia parece refutar de manera contundente este análisis tan alegre. En la pasada contienda se discutieron dos modelos de estado y se decidió por un gobierno de derecha, dentro del buen uso del término y la oposición, quedó de manera clara en el otro costado. La reforma política cambia las reglas del juego parlamentario, paradójicamente y sin discusión, el liberalismo sigue siendo la segunda fuerza del país, que le permiten continuar con una cuota de poder alta dentro del esquema de la democracia participativa, lo obliga a revisar de manera absoluta su papel en la democracia Colombiana y reformarse al interior, pues si al partido no se le mete juventud, realmente su futuro está en cuestión. Por último, es preciso establecer que este triunfo, no puede hacerle olvidar al presidente los problemas que tiene la política de la seguridad democrática, eje de su gobierno. Hechos como la masacre de Jamundí, la actitud de los paramilitares en el proceso de reinserción, el abuso de poder y la legalización de sus actividades ilícitas, la omisión de las victimas en el proceso de paz, la entrega y reparación a que deben estar obligados los victimarios, son factores que implican una revisión inmediata. La política social igualmente, la cual afortunamente el presidente ha decidido meterle la mano, brilla por su ausencia.
Cual será el papel en el futuro del Doctor Serpa y del Doctor Cesar Gaviria. Aún no lo sabemos, pero creemos que deben dar el paso al costado y dejar que se produzca el cambio generacional, tan necesario en este caso. Dato curioso: cuando se escribe Uribismo en Google, aparecen más de 140.000 resultados, como les parece.
Durante buen tiempo, nos dedicaremos con dulzura a las mieles de la literatura y la filosofía, que es lo que nos apasiona. Por ahora, como Platón, la política no será nuestro plato fuerte.
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