Siempre he escrito de esos lugares anodinos que crean su propia memoria urbana y que a través de sus moradores se convierten en vasos comunicantes y de resonancia de una ciudad y un país. tienen una personalidad, una psicología, son el constructo de una historia y se les puede intentar hacer una radiografía sociológica con algún valor que nos permita hacer una lectura más concreta dentro del marco general de la ciudad.
El Barrio Conquistadores en Medellín, Colombia, se encuentra en la Comuna 11, Laureles Estadio. Este barrio tiene una altitud de 1,482 metros y está cerca de otros barrios como Cerro Nutibara, Fátima y San Joaquín. A él pertenece el parque del rio, creado hace poco, enriqueciendo a la ciudad, no solo por su renovación, sino por los conceptos urbanísticos ambientales que lo soportan y que responden a mejorar la relación de la ciudad con el rio, promoviendo un espacio público que fomente la convivencia y la inclusión social. El Barrio fue construido en la década de 1940, con un concepto traído de Europa, con muchos parques y calles cerradas en forma de U, inspirado en la arquitectura antigua del viejo continente. No es casual el concepto pues desde la fecha de la creación del barrio, en esta década, la arquitectura urbana en Francia, Alemania y otros países experimentó un cambio significativo, marcado por la adopción de materiales innovadores y la tecnología de vanguardia. Arquitectos como Le Corbusier y Sverre Fehn jugaron un papel crucial en la creación de espacios funcionales y la modernización de las ciudades.
Según Daniel Ramírez Mejía, miembro de la Academia Antioqueña de Historia: “Es un barrio muy especial, tradicional y representativo por ser conocido como uno de los mejores barrios para vivir. Particularmente tiene su nombre en honor a una parte de nuestros fundadores”.
Soy consciente que allí anidó y lo fundaron, una clase media alta, pujante, ejecutiva y empresarial. Fue construido por Alemanes y Españoles Catalanes, asociados con arquitectos y empresarios antioqueños. El Barrio mantiene aún su arquitectura inicial, los edificios nuevos de alguna manera han respetado su identidad urbana.
En una calle cerrada, muy cerca del parque del rio se encuentra la tienda de David e Ingrid. También es atendida por su hermana, su sobrino, un niño con vena comercial producto de una genética llena de índices de rentabilidad en su ADN, quien les ayuda buena parte de su tiempo libre, se ha constituido en la huella indeleble de este lugar, por su alegría y los ámbitos y alcance con que asume los negocios como si fuera un señor. El lugar se llama "Mafalda", es un homenaje a este personaje Argentino, inteligente y contestatario, además de serlo también a QUINO su creador. Esta empotrado en una esquina, en la parte baja de un edificio de cuatro pisos, con espacios muy pequeños, que hemos convertido en nuestras mesas y sentaderos para disertar de lo humano y lo divino.
Es curioso, he escrito sobre algunos sitios emblemáticos de Medellín. En este ejercicio me he dado cuenta que cada uno tiene una personalidad muy particular. Aquí se reúnen empresarios, jubilados, solitarios, viudas, estudiantes en ciernes de triunfar, estrenando profesión, diletantes, hombres contestatarios, muchos agentes de policía amables y funcionarios de la alcaldía y gobernación, formando un amalgama social variopinto que en ocasiones, en conversatorios casuales y conceptualmente muy locos, con posiciones muy encontradas, pero siempre desde una charla sin groserías y menos radicalismos, tratamos de entender un país que se mata impunemente, en medio de bailes, futbol y buena rumba.
Aquí conocí a Adolfo, Manuel, Alberto un ecuatoriano lúcido y sincero, Juan Carlos (Lo está buscando el centro psiquiátrico de Medellín), José, Frank, el propio David e Ingrid su esposa, personas con mucho don de gente, trayectoria y quienes de alguna manera con sus familias han construido ciudad y país. Igualmente llegan muchos turistas y una población flotante muy grande, la cual nos visita por la cercanía con el parque del rio y claro, por los alumbrados de navidad que son famosos en el país. Entre cervezas frías, conversaciones alocadas y mucha amistad, este es definitivamente un buen lugar para visitar y lógico estar.
ADENDA: David ni Íngrid fían, gracias a Dios. Manolito menos. Te imagina lo endeuda en que andariamos.

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