La sociología
le ha dedicado tiempo y estudio al análisis pormenorizado de las protestas
sociales en las sociedades modernas, para entender los procesos de identidad,
los marcos en que se desenvuelve y los objetivos que persigue atendiendo a las
visibles estrategias con las que procede. “Dentro del área específica de la
sociología, las teorías norteamericanas de las “protestas sociales” ocupan un
lugar central en el estudio de estos fenómenos. Entre ellas se pueden
distinguir tres enfoques principales: las teorías de movilización de recursos,
de los procesos políticos y de los marcos culturales”.
No es casual
el estallido social en Cali en los barrios populares a pesar de la coyuntura:
Colectivos con mucha pobreza producto de la marginación social, el
desplazamiento y fenómenos urbanos de migración que responden a violencias
concomitantes en sectores rurales. En un trabajo sobre violencia y segregación
social en Cali, se establece: “Nuestra aproximación a esta problemática se
plantea desde una doble preocupación. Si bien aceptamos las críticas a la
explicación de la violencia a partir de las condiciones de pobreza y
desigualdad social como factor único (cf. Deas, 1995) o estructural (cf. Ortiz,
1992: 66-67), nuestro propósito es poner de nuevo especial atención a su
incidencia a escala micro y meso, pero articulados a otros factores más de
carácter político e institucional. Esto significa que a pesar de las
características socio-históricas específicas del conjunto de violencias por las
que atraviesa la sociedad colombiana en las últimas dos décadas, es posible
encontrar procesos comunes a los que viven diversas ciudades; uno de ellos
tiene que ver con los patrones de segregación urbana con exclusión para
determinados grupos de la población. Fenómenos que se relacionan con la “ausencia”
del Estado como regulador de la vida urbana, además de la dinámica de
segregación espacial, pueden ser sin duda una característica transversal a
múltiples sociedades contemporáneas”[1].
La sociología
clásica americano en el caso de las protestas, sobre la intención de los grupos
sociales en la protesta, desde la teoría de los marcos, expresa: “Si bien es
innegable que toda acción colectiva supone un grado de organización y
alineamiento consciente y estratégico de las acciones para lograr los objetivos
trazados colectivamente, se considera que entender a los sujetos como agentes
racionales y estratégicos impide pensar a la identidad como una construcción
que excede las intenciones conscientes del sujeto, lo sobrepasa. Según esta
visión racional y estratégica, la identidad se construye de manera
intencionada, se puede dirigir. Entonces, aunque es posible que los teóricos de
los marcos acuerden en que la construcción identitaria tiene un sustrato
inconsciente que no puede ser “manejado” o manipulado por los sujetos, no
existe en esta teoría una consideración de las implicancias de esta cuestión
para la construcción colectiva, ya que el énfasis está puesto en el estudio de
los aspectos conscientes y estratégicos”. Siloe en Cali y Agua Blanca, para
sólo citar los dos barrios populares por excelencia, son barrios con un ADN especifico,
con una migración considerable producto del desplazamiento escalonado y las violencias múltiples que conllevan a una ciudad fracturada por la concentración de la riqueza, la división acentuada
con diferentes dualidades: Ricos y pobres, blancos y negros, indios y otros… sumatoria que nos permite hablar de colectivos con puntos
comunes que sirven de identidades frente a la ausencia del estado y la pobreza.
Escuche un habitante casual de Siloe que enfatizaba: “Lo común de estos barrios
son la marginalidad, la economía informal, las organizaciones propias, de
ciudadanos con poder de mando y capacidad estratégica, para regular la
convivencia sin la presencia del estado (Llámese oficinas) y el rebusque”. El diario el espectador en el día de hoy establece en un excelente artículo sobre
el tema: “Lo que pasa acá (Cali) es una sumatoria de factores históricos. Organizaciones
al margen de la ley que están en el entorno, que tienen milicias urbanas,
corredores estratégicos, economías basadas en lo ilegal, cultivos ilícitos, minería
ilegal. Cali aparece como un epicentro, está en el ojo del huracán de todas
estas dificultades, que son de la región”[2].
Uno supone que de acuerdo a la teoría de los marcos “los sujetos que llevan
adelante las acciones de protesta lo hacen de manera racional y estratégica”.
En el fondo
es la teoría del estado, del presidente, quien supone que los factores
objetivos no cuentan, la ausencia del estado menos y que la parcelación de los
colectivos entre malos y buenos dirime una realidad que va más allá del énfasis puesto por la clase dirigente que establece la "penetración subversiva" y el estigmatismo de los colectivos con el estereotipo
de “vándalos” y “movimientos anárquicos”, evadiendo factores sociales importantes represados.
“Es pertinente pensar en la necesidad de colocar a un nivel “superior” (en términos analíticos) la dimensión socio-económica de la desigualdad social”. También considera el documento que: “En contextos urbanos la desigualdad en cuanto forma de pobreza relativa se asocia a mayores niveles de violencia si ella se presenta con una relativa alta segregación espacial, que produce formas de exclusión social y, en algunos contextos urbanos como el nuestro, también pueden operar efectos de discriminación socio racial”. Esta es la realidad que debe ser tenida en cuenta en cualquier análisis sobre los barrios marginados quienes por años han sido falseados por el estado y están lejos de alcanzar los mínimos presupuestos para tener una vida digna. El presidente no debe esquilmar sus responsabilidades y menos volver a mentir con pactos que no va a cumplir, está obligado a reunirse con los líderes de barrios como Siloe en Cali y lógico con el comité de paro. Es atendiendo a las personas directamente afectadas que empezamos a tener reconocimientos de los verdaderos problemas que aquejan a grandes sectores de la población. Con rigor y en atención a una historia velada por muchos. Está claro "que el desarrollo urbano equitativo no se construye a punta de vidrio y cemento. La equidad es el resultado de la participación democrática de los pobladores urbanos en la construcción de ciudad; es el resultado del ejercicio del derecho a la ciudad que garantiza el acceso a la toma de decisiones en materias como el ordenamiento territorial, la planeación socioeconómica y la definición de las políticas públicas". De hecho estos colectivos están lejos de cualquier participación.
[1] Segregación urbana y
violencia en Cali. Quintín Quílez, Pedro - Autor/a; Urréa Giraldo, Fernando -
Autor/a;
http://biblioteca.clacso.edu.ar/Colombia/cidse-univalle/20121113043808/segregacion.pdf
[2] Diario El espectador/11-05-2021.
Cali, las raíces del estallido social.
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