Una
discusión se puede dar cuando hay interlocutor válido, esto quiere decir que
todas las líneas de argumentación de lado y lado respondan a criterios con
grados de certeza, verosímiles o hipótesis bien planteadas, con algún sustrato
de cientificidad si es necesario o anclajes verificables. Esto permite tener un
dialogo civilizado que enriquecerá cualquier tema o punto de controversia,
exige un mínimo de niveles, no se puede
dar cuando hay una desproporcionalidad entre los interlocutores que haga
imposible comprender el discurso.
La
globalización, que está lejos de ser sólo comercial, menos en la revolución de
las TIC que produjeron la revolución del conocimiento más grande de que se
tenga noticia en la historia de la humanidad, hoy pareciera que está en discusión
por la andanada de medidas y el discurso del nuevo presidente de los Estado
Unidos, su verborrea ha generado todo tipo de interpretaciones, es bueno dejar
sus posiciones con absoluta claridad para entender de que estamos hablando.
El
presidente aboca por un proteccionismo absoluto buscando la recuperación de la
primera potencia, sus medidas como un caballo desbocado desconocen los
compromisos suscritos por el gobierno americano con el mundo y algunos suscritos en particular con otros gobiernos, son de tipo bilateral, en las décadas anteriores, se hicieron respondiendo a una política de presión que generó obligaciones con sus aliados y que los
obligó al final a una apertura total, así no no la quisieran, esto creo un mundo abierto desde desde
hace veinte años, sobre todo en occidente. Esto quiere decir que lo que propone es una medida de retroceso, enfocada hacía el
interior del país y que en principio lo que conocemos como globalización en apariencia no está en
peligro sí miramos al resto del mundo, poco tiene que ver con sus caprichos
por proteger la industria americana. Empecemos por
aclarar algunos términos para entender lo que está en juego.
¿Qué
entendemos por globalización?, para poder comprender
que está en discusión, pues este es un presidente-negociante, es un hombre que sólo piensa en la rentabilidad, gana o gana, su sentido humanitario, su visión de estadista simplemente no existe, de que estamos hablando cuando queremos refutarlo, a quién y a qué atendemos.
que está en discusión, pues este es un presidente-negociante, es un hombre que sólo piensa en la rentabilidad, gana o gana, su sentido humanitario, su visión de estadista simplemente no existe, de que estamos hablando cuando queremos refutarlo, a quién y a qué atendemos.
Tomaré
tres conceptos elementales de globalización, en los dos primeros están referido
sólo al referente económico, el tercero es amplió y responde a contextos biológicos,
antropológicos, técnicos y humanos:
Pero
¿de qué se está hablando cuando se menciona el término “globalización”? Dice
JUAN CARLOS TEDESCO: “Al estar basada fundamentalmente en la lógica económica y
en la expansión del mercado, la globalización rompe los compromisos locales y
las formas habituales de solidaridad y de cohesión con nuestros semejantes. Las
élites que actúan a nivel global tienden a comportarse sin compromisos con los
destinos de las personas afectadas por las consecuencias de la globalización.
La respuesta a este comportamiento por parte de los que quedan excluidos de la
globalización es el refugio en la identidad local donde la cohesión del grupo
se apoya en el rechazo a los ‘externos’[1].
El banco mundial la define:
“la
interdependencia económica creciente en el conjunto de los países del mundo,
provocada por el aumento del volumen y de la variedad de las transacciones
transfronterizas de bienes y servicios, así como de los flujos internacionales
de capitales, al mismo tiempo que por la difusión acelerada y generalizada de
la tecnología”. Pasa lo mismo que con la definición anterior. Miremos la otra
visión, la de William Ospina:
“Hace
cinco siglos comenzó la historia mundial. Quiero decir con ello que antes del descubrimiento
de América los humanos habían vivido historias nacionales o a lo sumo historias
continentales, pero no habían tenido jamás una idea del mundo como la que
empezó a entreverse en la aurora del siglo XVI, En ese momento asistimos a lo
que hoy podríamos llamar «el surgimiento del globo», y es notable el modo como
la idea del globo se apoderó de nosotros desde entonces y se ha convertido
crecientemente, como era de esperarse, en una de las mayores obsesiones de la
especie. No es el menor de los méritos de William Shakespeare el que, en aquel
mismo siglo, haya llamado El Globo a su teatro de Londres, y por extensión, al
gran teatro del mundo que era su destino recrear y representar. Aquella época
convulsiva y admirable vivió con asombro la evidencia de la redondez del
planeta, y dado que desde los tiempos de los geómetras griegos la idea de la
esfera era uno de los símbolos de la perfección, es probable que esa evidencia
haya sugerido para nuestros mayores de hace medio milenio la promesa de algo absoluto.
Con el surgimiento del globo surgió también el mercado mundial, y nuestros
países (que tienen el hábito de sentirse invitados tardíos al festín de la
historia y testigos subalternos del mundo) deberían recordar con mayor
frecuencia que fueron protagonistas de aquel episodio dramático y que aportaron
como pocos a la construcción de ese orden o desorden histórico que hoy llamamos
Edad Moderna”[2].
Esta
es una visión más universal, más real, la toma desde un contexto histórico
amplió, de igual manera los animales con sus grandes emigraciones lo han sabido
desde el nacimiento de la vida, hace parte de su GPS[3].
Hoy
el internet y la red integraron al mundo con su plataforma, su infinita memoria,
lo consolidaron como una aldea global. La globalización no depende sólo
del señor Trump, el proteccionismo unidimensional que quiere aplicar a sangre y
fuego tal vez tenga un efecto contrario, la terminará consolidando como
proceso, la humanidad no retrocede. Es un oprobio oír al presidente de la potencia
más grande del mundo, del país con más centros de investigación, con las
universidades más prestigiosas, con el numero de nobel más alto en el planeta
hablando desde la vacuidad.
El
artículo de WilkipediA termina en su primera parte con una especie de sentencia
que parece confirmarse hoy: “La valoración positiva o negativa de este
fenómeno, o la inclusión de definiciones alternas o características adicionales
para resaltar la inclusión de algún juicio de valor, pueden variar según la ideología del
interlocutor. Esto porque el fenómeno globalizador ha despertado gran
entusiasmo en algunos sectores, mientras en otros ha despertado un profundo
rechazo (antiglobalización), habiendo también posturas eclécticas y moderadas[4]. Insisto,
hay procesos que no tienen retroceso, puede que se relanticen, al final terminan imponiéndose, espero se confirme está constante histórica.
[2]
Los nuevos centros de la esfera. William Ospina,
[3]
Esta es la definición de wilkipedíA: La globalización es un
proceso económico, tecnológico, político y cultural a
escala planetaria que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre
los distintos países del mundo uniendo sus mercados, sociedades y
culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y
políticas que les dan un carácter global. La globalización es a menudo
identificada como un proceso dinámico producido principalmente por
las sociedades que viven bajo el capitalismo democrático o
la democracia liberal, y que han abierto sus puertas a la revolución
informática, llegando a un nivel considerable de liberalización y democratización en
su cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus
relaciones internacionales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario