Oscar fue un escritor colombiano su generis, contemporáneo
del Boom latinoamericano, no perteneció a este selecto grupo, desde casa de la Américas, estando muy joven, se
anticipo a muchos, dándole la importancia que tenía esta pléyade de escritores, que
después será reconocida en todo el planeta, con su mirada crítica, siempre
lúcida y culta. Desde joven fue mostrándose
como un intelectual a carta cabal,
lector voraz, comprometido con los grandes temas sociales y literarios, los que
nunca abandonó. El negro, como solíamos llamarlo, fue además, un excelente
novelista y cuentista, así será recordado, eso espero, pues en nuestro país somos expertos en olvidarnos de todo. Sus columnas, la última
apareció el jueves, fueron un verdadero faro, desde donde trató todo tipo de
temas, siempre generando controversia, pues no tenía pelos en la lengua para
denunciar la corrupción.
Su mayor virtud, mantenerse vigente. El negro nunca paso desapercibido, mantuvo su
presencia en el sonajero, como novelista, como crítico, como mentor, sobre todo
en aquellos temas importantes para Colombia y Latinoamérica y por su puesto en
todo lo que tuviera que ver con la buena literatura. Fue un hombre disciplinado y su obra completa
es de suma importancia para la literatura colombiana y Latinoamérica. Recuerdo que muy joven me encontré con un
texto suyo de ensayos publicado por “Procultura”, Allí descubrí a un
escritor al tanto de los grandes temas de la literatura.
Alguna vez hablando de aspectos puntuales de su genealogía
literaria expresó:
“Originalmente soy urbano, por mi experiencia. A mí me llevan
a los seis, siete años a Buenaventura, que es una fundación urbana por
excelencia: es un puerto de corte cosmopolita. Independientemente de los rasgos
que tenga como ciudad en subdesarrollo, es una ciudad. Y mi experiencia en ella
es cosmopolita. Además, es muy poco lo que yo tenía de memoria rural, o
campesina. Mi formación ha sido fundamentalmente urbana: Buenaventura, Cali,
Bogotá. Eso es mi tránsito.
Lo que yo sí creo es que una de las constantes de la literatura colombiana, hasta los años finales de los años 60, es una especie de vaso comunicante: el escritor de origen rural que se urbanizaba. No éramos escritores fundamentalmente urbanos. Aparecen, de pronto, escritores fundamentalmente urbanos como RH Moreno Durán, como Darío Ruiz Gómez, como Fernando Cruz Cronfly. Pero se daba en estos casos que escritores que habíamos nacido en ámbitos rurales, pero que nuestra experiencia fundamental era la urbana.
Yo creo que a lo mejor eso debe haber desaparecido. Ya hay una literatura, no urbana por el hecho de que nombre la ciudad, sino porque está escrita por individuos que tienen una experiencia vital esencialmente urbana. De todas maneras, a mí me parece tonta la discusión. Cada vez que me invitan a eso yo digo que no, que no puedo”.
Lo que yo sí creo es que una de las constantes de la literatura colombiana, hasta los años finales de los años 60, es una especie de vaso comunicante: el escritor de origen rural que se urbanizaba. No éramos escritores fundamentalmente urbanos. Aparecen, de pronto, escritores fundamentalmente urbanos como RH Moreno Durán, como Darío Ruiz Gómez, como Fernando Cruz Cronfly. Pero se daba en estos casos que escritores que habíamos nacido en ámbitos rurales, pero que nuestra experiencia fundamental era la urbana.
Yo creo que a lo mejor eso debe haber desaparecido. Ya hay una literatura, no urbana por el hecho de que nombre la ciudad, sino porque está escrita por individuos que tienen una experiencia vital esencialmente urbana. De todas maneras, a mí me parece tonta la discusión. Cada vez que me invitan a eso yo digo que no, que no puedo”.
La prosa de Collazos es fresca, directa, utiliza todos los recursos
de la literatura contemporánea: El monologo interior, las voces polifónicas en
el relato, el dialogo y la crónica, los temas urbanos, giran alrededor de problemas sociales expresados a través de sus
personajes. “Los aportes con su
escritura son de un valor invaluable, plasmaba las realidades sociales,
problemáticas como el desplazamiento y la vida marginal. Entre sus escritos
encontramos: la novela Rencor (2006), su reportaje periodístico 'Cartagena en
la olla podrida' (2001), Desplazados del futuro (2003), sus novelas Señor
sombra (2009), En la laguna más profunda 2011), Tierra quemada (2013)
entre otras.
El negro es ejemplo descarnado, de aquella generación que le toco
vivir en medio del éxito del Boom latinoamericano, lo padecieron y sufrieron por esta vía la opacidad de su obra, gracias a los efectos de este fenómeno literario, que ensombreció todo lo que había al lado. Colombia vivió con más ahínco esta
circunstancia por ser la tierra de Gabriel García Márquez, hasta hace poco se están
divulgando y promoviendo escritores muy valiosos de esta época, con mucho sentido de
justicia.
Nacido en Bahía Solano, Chocó, en 1942, Collazos fue asesor
en 1964 del Teatro Estudio de Cali y dos años después publicó el primero de sus
cinco libros de cuentos. En 1969 fue director del Centro de Investigaciones
Literarias de Casa de las Américas. Tras una larga estadía en Europa dedicado a
la novela, el ensayo y el periodismo, Óscar Collazos regresó a Colombia en
1989. Ganó el Premio Simón Bolívar a mejor columna de opinión en los años 2003
y 2004 y recibió el título Doctor Honoris Causa en Literatura de la Universidad
del Valle.
Esperamos volver a su obra para darle los reconocimientos que
como escritor merece, para mi, quien lo conocí personalmente, en muchos foros y
conversatorios, esta es una pérdida muy grande para las letras colombianas y
confirma una época de transición muy
particular de la literatura colombiana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario