Panamá celebra
apoteósicamente cien años de la construcción del canal. Esta es una de
las obras más importantes de la ingeniera a nivel mundial, la historia de su
concepción, construcción y puesta en marcha resulta ser una verdadera novela y
marca una de las primeras intervenciones en latinoamérica, el
empoderamiento de los Estados Unidos como potencia, quien a partir de
este momento, actuó indiscriminadamente, aplicando abiertamente la doctrina
Monroe en todo américa. Incidieron e influyeron de manera directa en la
separación del Istmo de Colombia, al final terminaron quedándose con el canal,
parte de la soberanía, frente al fracaso de los Franceses quienes al final
tuvieron que ceder sus derechos sobre la concesión.
En la biblioteca nacional
de Panamá hay infinidad de documentos y libros sobre el tema. La historia en
blanco y negro, sin las connotaciones históricas no visibles, podría resumirse
fácilmente:
“El Canal de Panamá es el
producto de una saga del ingenio y el coraje humanos que se remonta a inicios
del siglo XVI cuando los españoles llegaron al istmo. Desde entonces surgió la
idea de construir una ruta que uniera los océanos Atlántico y Pacífico. El
primer esfuerzo en firme de construir una ruta toda agua por Panamá lo
iniciaron los franceses en 1880, pero problemas financieros y enfermedades
dieron al traste con la iniciativa. Cuando Panamá consolida su independencia en
1903 pacta con Estados Unidos la construcción del Canal que ese país terminaría
el 15 de agosto de 1914 y que luego administró hasta 1999.
Desde el mediodía del 31 de
diciembre de 1999, Panamá asume la plena operación, administración y
mantenimiento del Canal, en cumplimiento de los Tratados Torrijos-Carter
pactados con Estados Unidos en 1977. La vía es administrada por la Autoridad
del Canal de Panamá, una entidad gubernamental autónoma”[1].
Otra es la historia
verdadera, llena de intríngulis, intereses mezquinos de Wall Street,
actuaciones penosas de la dirigencia política colombiana y panameña, para no
hablar de la oprobiosa intervención de los Estados Unidos, poco comentada por
estos días de aniversario, tal vez no es el momento para comentarios de este
tipo, hoy es día de celebración, será tema de otra
columna.
Su historia comenzó con
Vasco Núñez de Balboa, el primer explorador europeo en ver el este del
Pacífico, construyó una ruta utilizada para el transporte de sus buques
desde Santa María la Antigua del Darién en la costa atlántica de
Panamá a la bahía de San Miguel en el Pacífico, la que los nativos utilizaban
desde tiempos ancestrales. Carlos V en 1534, le da el aval A partir de este
momento empieza la historia de la realización de esta magna obra, que
nació de toda la experticia y conocimiento de los indios nativos, quienes
fueron los primeros en señalar las rutas y ventajas geográficas del istmo, la
sabiduría de occidente y el sacrificio de miles de vidas humanas. El
actual canal tiene 85 Kilómetros entre el atlántico y el pacifico, tiene tres
esclusas y representa una ventaja en tiempo y distancia incomparable para los
buques en esta parte del mundo.
La ampliación del canal les
permitirá los panameños adecuar esta obra a las necesidades comerciales del
mundo, con más capacidad y mejor operatividad y por este camino le baja mucha
presión al deseo de Nicaragua de construir un canal con las mismas
connotaciones.
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