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miércoles, marzo 05, 2025

LOS CAMBIOS DE LA POLITICA INTERNCIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS

 Las políticas de apertura y globalización se basaron en la premisa de que la eliminación de barreras comerciales y la promoción de la libre circulación de bienes, servicios y capitales generan beneficios económicos significativos. Estos beneficios incluyen:

Eficiencia Económica: La globalización permite a los países especializarse en lo que hacen mejor, aumentando la eficiencia y reduciendo costos. Esto se traduce en precios más bajos para los consumidores y una mayor variedad de productos.

Crecimiento Económico: Las políticas de apertura fomentan el crecimiento económico al atraer inversiones extranjeras y abrir nuevos mercados para las exportaciones. Esto puede generar empleo y mejorar los ingresos en los países participantes.

Interconexión Global: La globalización promueve la interconexión entre economías, lo que facilita la cooperación internacional en áreas como la seguridad, el medio ambiente y la salud pública.

Transferencia de Tecnología: La apertura de mercados a menudo implica la transferencia de tecnología y conocimientos, lo que puede impulsar la innovación y el desarrollo en países en desarrollo.

Las organizaciones internacionales, como la Organización Mundial del Comercio (OMC), han desempeñado un papel crucial en la promoción de políticas de apertura y globalización, estableciendo normas y acuerdos que facilitan el comercio internacional.

Recuerdo con absoluta lucidez el desenfado que producía en la década del 90 del siglo anterior cualquier oposición a estas políticas impuestas por los organismos multilaterales, Estados Unidos y Europa en concordancia con una recula de teóricos y escuelas que hablaban de la panacea de estas políticas. Cabe relevar que este marco produjo un auge comercial inusitado, sólo que fue en favor de los paises más ricos y competitivos. 

Colombia mediante decreto con fuerza de ley, en el gobierno de Cesar Gaviria generó una apertura casi total, en tan sólo tres meses, sin anestesia ni gradualidad alguna, sobre el peso teórico que imponían los gurúes de la economía. A la postre acabó con la agricultura exportadora de la mayoría de nuestros productos más exitosos por décadas y convirtió al país en un importador de la mayoría de productos alimenticios de la canasta familiar, paradójico, pero esta fue la realidad y se dirá que fueron muchos los beneficios en otros sectores, pero en el caso especifico aun sentimos los efectos de este error garrafal. 

Ahora por gracia de la política que impone con un garrote y vehemencia sin cortapisas el señor Trump, el viraje es a la inversa:

Aranceles y Barreras Comerciales: Trump impuso aranceles significativos sobre productos importados a México, Canadá y especialmente a China, argumentando que era necesario proteger a las industrias estadounidenses y reducir el déficit comercial. Estos aranceles aumentaron los costos para los consumidores y provocaron represalias por parte de otros países. Claro, habla de otros motivos: Fentanilo e inmigración, entre otras razones.

Desmantelamiento de Acuerdos Comerciales: La administración Trump se retiró de acuerdos comerciales multilaterales, como el Tratado Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y renegoció el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que se transformó en el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC). Estas acciones reflejaron un enfoque nacionalista y una desconfianza hacia las instituciones globales.

Enfoque en la Soberanía Nacional: La retórica de Trump enfatizaba la importancia de la soberanía nacional sobre la cooperación internacional. Esto se tradujo en una política exterior que prioriza los intereses estadounidenses por encima de los compromisos globales.

Crítica a la Globalización: Trump y sus aliados argumentaron que la globalización había perjudicado a los trabajadores estadounidenses, contribuyendo a la deslocalización de empleos y la erosión de las industrias locales. Esta narrativa resonó con un segmento significativo de la población, especialmente en regiones afectadas por el declive industrial.

Está claro que las políticas de apertura y globalización buscan maximizar el crecimiento económico mediante la integración en mercados globales, mientras que el proteccionismo de Trump se centra en la defensa de industrias nacionales, a menudo a expensas de la eficiencia económica global. Si bien el enfoque proteccionista puede ofrecer beneficios temporales a ciertos sectores, a largo plazo puede limitar el crecimiento y la competitividad. Es un hecho que después de pagar altos costos, sobre todo paises menos competitivos y realizar ajustes, estos cambios abruptos y por capricho, son absolutamente perjudiciales.

Ahora, la globalización tiende a beneficiar a los consumidores a través de la reducción de precios y una mayor variedad de productos. En cambio, las tarifas impuestas durante la administración Trump generalmente resultaran en precios más altos para los consumidores estadounidenses, lo que podría afectar negativamente el poder adquisitivo de las familias.

Con el tiempo las políticas de apertura fomentaron la cooperación y el entendimiento mutuo entre naciones, mientras que el enfoque proteccionista de Trump ha conducido a tensiones y conflictos comerciales. La desconfianza generada por las políticas de Trump ha complicado las relaciones internacionales y ha generado incertidumbre en los mercados globales.

Habría que recordarle a la sorda administración Trump que el proteccionismo se presenta como una solución para proteger empleos locales, pero los estudios han demostrado que a largo plazo, las industrias que dependen de la protección pueden volverse menos competitivas. En contraste, las políticas de apertura y globalización, aunque pueden causar dislocaciones laborales en el corto plazo, tienden a crear empleos en sectores más competitivos y en crecimiento.

El contraste entre las políticas comerciales de apertura y globalización y el enfoque proteccionista del gobierno Trump destaca una división fundamental en la forma en que se entiende el comercio y la economía global. Mientras que la globalización busca un crecimiento sostenible y una mayor interconexión, el proteccionismo se basa en un enfoque más aislacionista y nacionalista.


A medida que el mundo avanza hacia un futuro incierto, es crucial reflexionar sobre las lecciones aprendidas durante la administración Trump y considerar cómo se pueden reconciliar los intereses nacionales con la necesidad de una cooperación global efectiva. La búsqueda de un equilibrio entre proteger los intereses locales y aprovechar los beneficios de la globalización será clave para enfrentar los desafíos económicos del siglo XXI.

Es muy difícil prever una política basada en caprichos de un hombre imprevisible y ególatra como es el presidente de los Estados Unidos. No tenemos una política de estado y menos, por primera vez curiosamente, los técnicos y economistas de la mayor economía del mundo, se pliegan al primer mandatario y no fungen esta vez como consultores, lo que resulta vergonzante.

Hasta ahora, todo parece salirle bien. La catástrofe de gobernar basado en intempestivos choques emocionales, vendrá tarde o temprano. Europa está despertando de su letargo y ha entendido que no puede seguir dependiendo en materia de seguridad de los americanos. Canadá comprende al fin lo peligroso que resulta el actual presidente de los Estados Unidos para su frágil autonomía. México sabe lidiar más que todos con este coloso que tiene por vecino, ellos saldrán adelante de todas estas elucubraciones, acusaciones y medidas en su contra. Esperare como se resuelve el galimatías que ha generado el señor Trump.