La peor falla del gobierno
es no tener una estrategia de comunicaciones que conecta al país con la
importancia de los acuerdos de la Habana, no solo, lo que significan para
nuestra atribulada realidad, sino el contexto histórico de los mismos, las
definiciones esenciales que lo estructuran desde lo legal, los aspectos
sociales y económicos que lo sustentan; el total de los acuerdos firmados hasta
la fecha y la prospectiva que significa su firma final; las políticas y leyes que lo legitiman; la bitácora de verdad, reparación, no repetición, la justicia que se
aplicará.
Son oprobiosas las
artimañas de la oposición en este proceso, la manipulación de encuestas poco técnicas,
las cuales presente como tendencias; las
falsedades que expresan sobre el contenido de los acuerdos, la óptica sobre el
conflicto que desconoce todo el contexto histórico, las cuales calan tenazmente.
Esta situación me lleva a preguntarme, ¿qué pasa con las personas que estamos a
favor del sí?, es un hecho que tenemos una responsabilidad, que no es otra, que
asumir con entereza una campaña por el sí, divulgar las virtudes del proceso y
la importancia de los acuerdos, no podemos continuar siendo pasivos.
La importancia del proceso
está descontada, pero es necesario exponerla en toda su extensión, aclarar las dudas más comunes, con mucha atención al contexto histórico, los
efectos nefastos de contiuar esta guerra interminable, las cifras, por qué nacieron los
grupos insurgentes, el análisis político.
1.- Votaremos si a los
acuerdos de la Habana porque significa el desarme, la desmovilización y la inclusión
a la vida civil del grupo armado más grande del país por la vía negociada, con
el que se ha tenido una confrontación armada desde 1960, con la saga de
muerte, victimas, desaparecidos y desplazamiento. Vastas zonas del país, desde el cese al fuego
acordado por la Habana de forma voluntaria hace siete meses, han vivido
las virtudes de la paz. Este sería el comienzo del cierre a nuestro conflicto y
el principio para construir una paz duradera.
2.- Es un reconocimiento a
la naturaleza del conflicto armado en Colombia, a esa historia desconocida por
una óptica oficial radical y elitista, a ese país en la otra orilla, a una
izquierda liquidada de manera brutal, a un país abandonado a su suerte en
vastas zonas del país, la aceptación a la existencia de una elite empoderada
desde hace muchos años en Colombia, a la necesidad de reconocer nuestros
errores y volver a por ende a darnos una oportunidad desde el derecho a
participar, actuar y construir un país más abierto y equitativo.
3.-Los acuerdos y las
negociaciones significan un cierre por la vía del dialogo de nuestro conflicto,
en la Habana se han tratado los temas fundamentales de nuestro desarrollo. El
tema del desarrollo rural, la participación política, las políticas y zonas de
distribución de la tierra al pequeño agricultor, el problema de las víctimas y
su reparación, la inclusión y por su puesto la necesidad de reformas que
atiendan la inequidad, la brecha social.
4.- Votare por el SÍ,
porque los acuerdos de paz logrados en materia agraria, sobre democracia
ampliada, víctimas, justicia, sobre las mujeres y los niños y sobre el
desminado, es lo menos radical y lo más ajustado a la defensa de los bienes
colectivos de 50 millones de seres humanos diezmados por la guerra y la
violencia. Es lo único que puede parar la radicalidad rampante, política y
económica, que se quiere imponer como regla en el mundo y en nuestra nación[1].
5.- Voy a votar por el SÍ a la
paz y a la vida en el Plebiscito porque defiendo la democracia y el Estado de
Derecho, la división de poderes, la libertad de expresión y de prensa, la
libertad sexual, la igualdad de género, el derecho al voto para todos, el
imperio de la ley, el orden frente al mercado, la estabilidad frente a las
reformas laborales, la normalidad frente a los recortes, la seguridad frente al
ESMAD, la belleza frente a la corrupción de la mermelada y la Guajira, el
realismo de Santos frente a la violencia de Uribe, el pragmatismo frente a la
utopía de los ricos, la vida frente al gamonal, el error y la vacilación frente
al tino infame de los mercados financieros[2].
6.- Voy a votar Sí a la paz y a
la vida en agradecimiento. En agradecimiento por los consensos conseguidos
entre el gobierno y las Farc, que no son de “izquierda” ni de “derecha”; en
agradecimiento por parar la feroz violencia entre guerrilleros y soldados; en
agradecimiento por la esperanza dada a los campesinos; en agradecimiento por
los derechos reconocidos a los movimientos sociales; en agradecimiento por las
víctimas, las mujeres y los niños; en agradecimiento por la esperanza suscitada
en millones; en agradecimiento, en definitiva, por haber regresado la historia
al tiempo.
7.- 250.000 muertos, 50.000
desaparecidos y 7 millones de víctimas deberían ser razones suficientes para
votar 'Sí' a la paz, y porque esta se justifica en la vida misma. La
polarización que vive hoy Colombia nos obliga a ser muy precisos en nuestros
argumentos.
8.- Yo simplemente quiero
recordarle a los ciudadanos que llevamos 32 años tratando de llegar a un
acuerdo para el desarme de las Farc. Ocho presidentes distintos han intentado
desarmar a las Farc, y ninguno lo ha logrado. Ocho años estuvo el expresidente
Uribe intentando proponer a las Farc lo mismo que les propone hoy: que se vayan
a la cárcel y no hagan política. No los pudo concencer en ocho años y no los va
a poder convencer en un futuro. El acuerdo al que llegamos es este acuerdo de
la Habana, y a ese tendremos que decirle "sí" o "no[3].
9.- La dicotomía que creó
el pronunciamiento de la corte es muy clara: La Corte Constitucional nos dio
las implicaciones del "sí" y del "no" desde el punto de
vista jurídico. El "sí" implica que nos comprometemos a implementar
los acuerdos de La Habana, y las Farc han dicho que solo se desarman si se implementan
estos acuerdos. La consecuencia del "no" es que no se puede, será
jurídicamente inviable implementar los acuerdos. Y si no se implementan, pues
las Farc van a seguir y el conflicto armado va a seguir hasta que en teoría,
alguien logre negociar unos mejores acuerdos.
10.- Los colombianos tendrán la
última palabra sobre el proceso de paz que lleva a cabo el Gobierno con las Farc en La Habana. En concreto la
votación se hará sobre el texto del Acuerdo Final de Paz, es decir, sobre la integralidad
de lo pactado. No habrá votación por temas, así que un voto por el ‘sí’ estaría
avalando todos los puntos de la agenda de diálogos que incluye: desarrollo
integrar del campo, solución al problema de drogas ilícitas, participación en
política, fin del conflicto y dejación de armas, víctimas y justicia, e
implementación de lo pactado[4].
11.- La Corte determinó que
la decisión que emane del plebiscito será vinculante políticamente más no
jurídicamente. Es decir, la decisión es de obligatorio cumplimiento para el
presidente, más no para los otros poderes del Estado. Los magistrados también
dijeron que una decisión positiva en el plebiscito no implica por sí misma la
incorporación de los acuerdos de paz a la Constitución o al ordenamiento
jurídico del país. Lo que hizo la corte fue entregarle la legitimidad al
presidente Juan Manuel Santos de presentar las leyes, reformas
constitucionales, y decretos con fuerza de ley que se requieran para
implementar el contenido del Acuerdo Final de Paz.
ES NECESARIO SABER:
Una vez firmada la paz y
previa publicación completa del texto del Acuerdo Final, el presidente Juan
Manuel Santos deberá informar al Congreso sus intenciones de convocar el plebiscito.
El Congreso por su parte tendrá 30 días para responder a la convocatoria del
presidente y delimitar la pregunta que se le va a hacer a los ciudadanos.
Luego, inicia un mes de campaña en el que los partidarios del ‘sí’ y del ‘no’
tendrán espacios equitativos en medios de comunicación para promover el voto.
Durante este tiempo el
Gobierno está obligado a hacer una pedagogía intensiva para dar a conocer la
totalidad del contenido de los acuerdos de paz.
Pasado el mes de campaña se
votará el plebiscito por la paz.
¿Los funcionarios y
partidos pueden hacer campaña?
Sí. Los funcionarios
públicos pueden promover el voto a favor o en contra de la refrendación. Sin
embargo, no pueden utilizar la campaña del plebiscito para hacer política
personalista ni promover un partido o un movimiento político determinado. La
misma restricción la tienen los partidos políticos y movimientos ciudadanos por
firmas que se inscriban para promover la votación.
¿Cuándo se votaría el
plebiscito?
Primero se tiene que firmar
el Acuerdo Final de Paz, a partir de allí comienzan a correr unos tiempos que
estarían entre un mes y medio y dos meses. De acuerdo con el ministro del
Interior, Juan Fernando Cristo, contando con la firma final para principios de
agosto, el plebiscito podría ser convocado a final de septiembre o principios
de octubre.
¿Qué pasa si gana el ‘sí’?
El presidente Juan Manuel
Santos recibirá el mandato de implementar los acuerdos de paz pactados con las
Farc. También podrá entrar en vigencia el Acto Legislativo para la paz que
concede facultades al presidente por seis meses para expedir decretos con
fuerza de ley.
Durante esos mismos seis
meses, en el Congreso funcionará un procedimiento legislativo especial que
podrá aprobar leyes de manera más rápida. Un procedimiento “exprés” para
acortar los tiempos que requiere el desarrollo normativo de la paz.
De manera respetuosa, a mis
lectores Colombianos, les expuse las razones por la quedemos votar por el SÍ.
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