Hablamos
con desparpajo y con certeza de nuestros derechos. Es una de las garantías del
sujeto, del ciudadano de a pie en el sistema democrático, tal como lo
concebimos desde los fundamentos de ley expresados en la constitución, con
todas sus evoluciones, sus revoluciones después de dos siglos y medio de
consolidación. Estas garantías son como el salva-vidas frente al poder
avasallante del estado, el cual conocemos más por sus efectos nefastos que por otra cosa. Foucault estudió con mucha atención la condición del
sujeto frente al poder, los entramados de esta relación. ¿Qué es lo que he
estudiado en estos últimos años expresaba: “La cuestión del sujeto, las ideas
que desearía discutir, no son ni una teoría ni una metodología. Desearía decir
cuál ha sido la preocupación de mi trabajo en los últimos años, mi propósito no
ha sido analizar el fenómeno del poder, ni tampoco elaborar los fundamentos de
tal análisis, mi objetivo ha sido elaborar una historia de los diferentes modos
por los cuales los seres humanos son constituidos en sujetos”. Sus extensos
estudios a partir de las discontinuidades y divisiones que someten al sujeto,
constituyen una radiografía de las condiciones en que el ser, es fragmentado,
escindido, sometido por el poder, que en todo caso es imposible de identificar,
pero se padece implacablemente.
Los
entramados del poder son casi infinitos, exponenciales, parecen multiplicarse y
en las elecciones, muestran su cara más perversa. En Colombia estamos a las
portas de elección del presidente, en una campaña penosa, pues el
debate no es programático y menos ideológico, se caracteriza por la banalidad y
la inmediatez. En los últimos días los escándalos se han desbordado por gracia
de unas declaraciones irresponsables del ex presidente Uribe contra el
presidente de la república, las cuales reflejan como en la práctica la lucha
por el poder resulta más visible y es en la campaña donde muestra su peor cara.
Esta claro que los candidatos poco se preocupan por los aspectos sustanciales
que conciernen al bienestar de los ciudadanos y más bien las campañas suelen
diseñarse para robarse la atención de los medios, perturbar, sorprender y dañar
al otro, manipular en esencia y conseguir votos de cualquier manera.
Que le
queda al sujeto des-informado: Nada, espectáculo banal, circo, pues los medios de comunicación viven
de producir noticias, se mueven por la necesidad del rating y esto poco tiene
que ver con los aspectos importantes de una campaña: programas, cifras,
ideología, análisis, futurología, paralelos, confrontación basada en argumentos.
La
democracia está armada por efecto de los medios de comunicación con prácticas perversas, que
terminan convirtiendo al electorado, al sujeto en un títere, en jugador con las decisiones
cargadas, en un perdedor.
Las
directivas de los partidos contratan ahora expertos en campañas negras, en
denuncias, son productores de escándalos y los candidatos se deben más a sus
manejadores de imagen que a los estudiosos y técnicos que son los que saben a
ciencia cierta hacía donde debe ir el candidato. No es así, ni existe
posibilidad que en el futuro lo sea, los candidatos tienen un ejército de
creadores de imagen, de maquilladores. En estas condiciones el ciudadano, el
sujeto, está en su peor condición: la de un ser absolutamente manipulado.
2 comentarios:
@vinoalartegaler: Relativizar la verdad ajena y vanalizar la mentira propia, es bajeza moral. Equivale a combinar todas las. formas de lucha.
Todo se vale?
Yo no diría rating, digo populismo desbordado, eso es lo que sabe hacer un "antichavista" Alvaro Uribe, lo coloco entre comillas porque se dice que no la iba con él, pero dentro de su gusto, eso es lo que Alvaro pretende. La población es achote con los discursos ventijulieros o discursos de plaza, enardecedores.
Eso será ese gobierno de su titere "Oscar Ivan" Vaya que lo contradiga, ese no tiene el valor civil de Santos, se orina en los pantalones y Alvaro será el gobernante.
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