Alguien debería escribir la historia de la delincuencia en Colombia. Se han escrito excelentes crónicas y libros, sobre capos, mafias, narcotráfico e incluso sobre el fenómeno de la violencia, pero la delincuencia como tal aún no ha sido tratada seriamente. Estudiar desde un marco sociológico, cuales son sus orígenes, como aparecen las mafias, los combos, como se enquista en las sociedades este poder subterráneo hasta llegar a las dimensiones actuales de Medellín o Bogotá, constituye tarea inaplazable.
La criminología en Colombia tiene tratadistas bastante buenos, en las universidades y facultades de Derecho, este fenómeno se estudia con las herramientas metodológicas aportadas por esta ciencia puntual, que tiene como objeto principal el estudio del fenómeno criminal. Pero no conozco aun, un trabajo sobre la delincuencia, que nos permita conocer su genealogía, como alcanza la relevancia que tiene para muchos sectores marginados, como llegó a ser un icono para un sector significativo de la juventud y lo peor como adquiere el poder que hoy detenta.
Joan Klevens, en un trabajo publicado en la red escribe: “El 15.5% de las muertes se atribuyen a homicidios, los cuales son la primera causa de Años de Vida Potencialmente Perdidos. Los medios de comunicación destacan diariamente la violencia relacionada con conflictos políticos y el narcotráfico, pero en realidad, se estima que estas dos causas no explican más del 20% de los homicidios. La mayor parte de las lesiones no fatales se atribuyen a “violencia común” (riñas o atracos). En una alta proporción, los hechos violentos se presentan en la calle, la identidad del agresor es desconocida, y el motivo es atribuido a robo o “ajuste de cuentas”. La gran mayoría de los delitos son cometidos por hombres; el 64.5% de los delitos son cometidos por personas menores de 30 años y el 18.2% son cometidos por personas menores de 20 años. Este problema se concentra en las ciudades grandes e intermedias. Por todo lo anterior, este trabajo se centra en el problema de la delincuencia común.”
Medellín tiene más de 120 combos, grupos que en la mayoría de los casos tienen entre cuatro y veinte miembros, algunos muy fuertes superan los doscientos, con capacidad logística, armamento, una organización y la capacidad para intimidar, viven de la coerción y del dominio de ciertos negocios ilícitos y territorios específicos.
Estamos hablando de una delincuencia organizada, con estructuras, jerarquía, constituida dentro de marcos sociales específicos y que logró penetrar gran parte de la sociedad como el caso puntual del narcotráfico y el paramilitarismo. Como nacen y se consolidan estos poderes en Colombia, Cuales son los estudios al respecto desde la perspectiva antropológica, la criminología, la sociología y la psicología. Cual es la política criminal en está coyuntura tan grave, pero sobre todo, cual es su origen, la arqueología social que los empotra.
Recuerdo el impacto del libro “No nacimos para semilla”. El Cinep de Colombia tiene sendos estudios sobre las comunas, la universidad nacional y la de Antioquia sobre la violencia como fenómeno generalizado, pero el fenómeno de la delincuencia organizada como tal, analizada históricamente desde el siglo XIX, brilla por su ausencia. Es definitivo el estudio para establecer parámetros gubernamentales que superen lo meramente coyuntural, es de absoluta necesidad.
Que sea esta la oportunidad para asumir el tema con la seriedad que amerita. México constituye un ejemplo de lo que significa el poder de la delincuencia organizada y la incapacidad del gobierno para poder controlarla. Empecemos por invitar a las universidades y a las organizaciones no gubernamentales para emprender esta tarea, que sobra decir tiene muchos diagnósticos, pero aun no se publica, un trabajo completo que contextualice el fenómeno, si lo hay seria bueno que lo pongamos en la red.
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