El 2015 fue testigo de
trabajos muy serios en el mundo sobre la inequidad social y la distribución de
la riqueza, como los ricos se hacen cada vez más ricos y el resto de la
población vive entre angustias por cumplirle a una élite que desde el poder, todos
los días le siembran obligaciones y más servidumbres, en un especie de
esclavitud, producto de una sociedad deseante, vanidosa, frágil, en una
entropía lacerante, la cual impera sin reversa en casi todo el planeta, a ello han contribuido la revolución de las TIC . No solo están escritos con
absoluto rigor, como el de Pikety, sino que pretenden resolver un problema
generado por las imposturas del capitalismo voraz que hasta la fecha nadie
parecía cuestionar seriamente. Lo digo porque en medio del desaceleramiento de
la economía, los niveles bajos de los precios el petróleo, la inercia comercial
de los países emergentes, la crisis general de la producción en el mundo, las
bajas ventas en la mayoría de la gran industria, y la caída sin precedentes de
las bolsas, el tema de la inequidad que hasta la fecha solo había sido preocupación de la academia, no parecía importunar a nadie más, pese a que las alarmas en este tópico son muy graves y no se ven soluciones a la mano.
Miremos los pronósticos para el 2016. Europa
registró uno de los peores balances comerciales en el 2015, definitivamente su
economía no despega pese a todo lo que han hecho, tanto la comunidad, como los gobiernos de manera independiente para superar la crisis que los mantiene postrados desde hace tres
años; la economía de los Estados Unidos presenta mejores balances, pero aún no jalona al resto del mundo, pese a su recuperación lenta. Todo está mal en materia económica, en todo caso continuamos como sí nada pasara, el desarrollo continua basado en el consumo irresponsable, hay apertura de bienes y
no de personas, paradójico, pero así es, el ser humano no pasa. existe una crisis migratoria sin precedentes y solo se emiten leyes regresivas al
respecto; el modelo económico se olvido de los ciudadanos marginados, el ciudadano de a pie vive cubriendo negros, saltando matones, esto lo ha vuelto uno ser depresivo, angustiado, presionado en cada segundo de su existencia, abocado a un callejón sin salida, es un hecho fatal, vivimos sobre-facturados y cada día con más obligaciones: No basta tener el nivel universitario, se hace necesario el
posgrado, la maestría y el doctorado, es indispensable saber dos idiomas como
mínimo, una persona tiene más de diez gastos obligatorios en su vida diaria, el
Iva, ese impuesto directo en lo absoluto de todas nuestras compras se convirtió
en la carga más injusta a lo largo del planeta; aparecieron nuevos gastos, alguien se imagina la vida sin
un celular, sin Internet en la casa, frente a estas imposturas somos testigos impotentes del crecimiento desbordado de las multinacionales que han dejado el concepto de
soberanía por el suelo imponiendo no sólo mercancías sino políticas en el mundo,
estilos de vida, la forma de pensar y sentir, de valorar, sin importarles los
daños ambientales y sociales que producen, y como si fuera poco, las ganancias terminan en el
centro siempre, en manos de pocos y en la periferia nada cambia. Todos los analistas leídos entre
diciembre y enero pronostican un año pésimo, no solo en barrena, en una fase inercial, sino que puede
entrar en una recesión peligrosa. Como el cuento de Gabo, expresan a granel, algo malo va a pasar,
nadie, absolutamente nadie habla bien del año 2016 en materia económica, ni
siquiera se refieren a eso que los economistas llaman re-acomodamiento de la
economía, año de ajuste, no, todos hablan de desa-celeración, pronostican que la caída de los
precios del petróleo a niveles nunca vistos se mantendrá, habrá mucha debilidad de la economía en los países
emergentes para aguantar el momento y por supuesto no es difícil adivinar lo
que pasará en materia de empleo y los efectos sociales por efecto de todos
estos hechos.
El capitalismo desde hace
mucho tiempo requiere un cambio serio, hay que mirar el modelo, la política es
muy seria para dejarla en manos de los economistas, de los técnicos y menos de
los fondos de inversión. Más política en todo el sentido Aristotélico y menos voracidad
e individualismo, la economía no puede seguir en esa carrera loca a que la
sometió la apertura y el mercado, eso que se llama la mano invisible. todos
hablan de desaceleración, por qué nadie hace nada, donde están los gobiernos,
las políticas, esa es la pregunta que dejo en el sonajero. Repito, no hay otro modelo a la mano, pero está claro
que se pueden haber políticas más justas, más equitativas, abrir las oportunidades a todos los miembros del conglomerado social, creo que la justicia social deberá volverse política de estado, es un hecho, falta voluntad política.
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